Sentado en un sofá tomando una cerveza Corona, en su cuarto de Nueva York, Matías recibe una llamada de su madre desde México. Su padre está hospitalizado. Esa misma tarde vuela a Ciudad de México. Una semana después, su padre muere. Matías toma una difícil decisión: no volverá a EE.UU. a terminar sus estudios. A cambio comienza un vertiginoso recorrido al pasado familiar y a su generación perdida en los excesos y la violencia.
"Regresé sin querer regresar", dice Matías en Fallas de origen, la primera novela de Daniel Krauze (31). Hijo del reconocido escritor Enrique Krauze, es considerado una de las promesas de la narrativa mexicana, tras ganar el premio Letras Nuevas de Novela, del sello Planeta. El jurado lo integraron Angeles Mastretta, Francisco Martín Moreno, Marisol Schulz, Fernando Solana y Gabriel Sandoval.
"Como soy el primer ganador no creo que tenga un prestigio. El premio es su difusión, promoción y la posibilidad de viajar para presentar el libro", dice con calma Daniel Krauze, quien llegó el domingo a Chile, a presentar Fallas de origen en la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa).
Con un máster en Dramatic Writing en la Universidad de Nueva York, actualmente cursa Creative Writing en la Universidad de Columbia y es coeditor del sitio web de Letras Libres, la revista que dirige su padre, quien fue amigo de Octavio Paz y quien no estaba de acuerdo con su deseo de ser escritor.
"Cuando lee mis manuscritos siento que se espanta. Luego de leer Fallas de origen me preguntaba: ¡¿Dime que este tipo no eres tú?! Su lado pudoroso, que es muy grande, le impide disfrutar lo que yo escribo, pero le da gusto que publique", señala Krauze, también autor de los libros de cuentos Cuervos (2007) y Fiebre (2010).
POR FUERZA MAYOR
En Fallas de origen, los jóvenes de la clase alta mexicana son retratados con la crudeza de una sociedad en conflicto. Además, describe la tendencia entre ellos a abandonar el país en busca de nuevas experiencias.
"Me interesan las historias de identidades divididas. No soy un escritor que imagina demasiado, más bien recreo. Entonces, por fuerza mayor se va colando la biografía personal y ajena", dice Krauze. "Mi mamá es católica, de Veracruz, de origen chilena y española. Y mi papá es de padres judíos nacidos en Polonia. Seres que no pertenecen ni a un lugar ni a otro", cuenta.
Este año, Krauze ha recorrido México presentando Fallas de origen. También estuvo en Perú, antes de aterrizar en Chile. "Me interesa saber si hay un diálogo con otro jóvenes latinoamericanos", dice y declara sentir afinidad con los mexicanos Julián Herbert (Canción de tumba) y Guillermo Fadanelli (Educar a los topos).
En cuanto a narradores chilenos, Krauze suma a Alejandro Zambra y Alberto Fuguet. "Y sin duda, Roberto Bolaño. ¡En México, el infrarrealismo tiene una catedral y Bolaño tiene más seguidores que Octavio Paz! Bolaño ya es parte del canon. El culto a su obra es muy grande. La influencia en los jóvenes la marcó su novela Los detectives salvajes", dice recordando los días en que Bolaño disparaba contra Paz en México.