Daniel Zovatto, Director para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional: "La región vivirá una mayor conflictividad social y una gobernabilidad más compleja"
Este experto en elecciones y gobernabilidad asegura que la desaceleración económica no es coyuntural, sino que llegó para quedarse en América Latina.
Politólogo y abogado, desde 1997 el argentino Daniel Zovatto es director para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA). Experto en democratización, elecciones y gobernabilidad, ha participado en más de 50 misiones de observación electoral. En esta entrevista con La Tercera, Zovatto analiza los principales hitos políticos que vivirá la región en 2016.
¿Los resultados de los últimos comicios en Argentina y Venezuela marcan una tendencia en cuanto al retroceso de la izquierda en la región?
Comenzamos a observar indicios claros del surgimiento de un nuevo ciclo político que viene de la mano de un cambio en el ciclo económico. Después de una década dorada (2003-2013), el viento de cola dejó de soplar. La marcada desaceleración económica que afecta a la región no es coyuntural, sino que llegó para quedarse, es un fin de ciclo. La Cepal proyecta un anémico crecimiento regional del 0,2% para 2016. Los resultados de las recientes elecciones en Argentina (presidencial) y en Venezuela (parlamentarias) en las cuales el oficialismo fue derrotado en ambos países parecieran indicar el inicio de un nuevo ciclo político en América del Sur caracterizado por la alternancia y un viraje hacia posiciones de mayor equilibrio entre el Estado y el mercado y más respeto hacia las instituciones y la división de poderes. Pero, más allá de estos recientes resultados electorales, lo que parece quedar cada vez más claro es que la combinación explosiva de diversos factores (desaceleración económica, programas de ajuste, estancamiento de la reducción de la pobreza y riesgo de reversión, denuncias de corrupción al alza y popularidad de los mandatarios a la baja) constituye una tormenta perfecta que anticipa mayor conflictividad social y una gobernabilidad más compleja en varios países de la región.
En Venezuela, la nueva Asamblea Nacional asume el 5 de enero con la intención de someter a referendo revocatorio al Presidente Maduro. ¿Visualiza un “choque de trenes” como vaticinan algunos analistas?
Nicolás Maduro ha aceptado los resultados de las elecciones del pasado 6-D, pero no sus consecuencias. Mediante la constitución de un Parlamento Comunal, la designación de 13 nuevos jueces en el Tribunal Supremo de Justicia y la impugnación de varios diputados electos de la MUD, busca limitar los poderes de la nueva Asamblea Nacional. A partir del 5 de enero se abren dos escenarios: el deseable (pero bastante improbable) es que se abra un espacio de diálogo entre el oficialismo y la oposición. El segundo, es el de la confrontación entre el Ejecutivo y el Congreso. Este último (un verdadero “choque de trenes”) sería muy grave, ya que obstaculizaría que la Asamblea ponga foco en las prioridades: garantizar una amnistía y reconciliación política y dar respuesta a la grave situación social y económica del país.
El 21 de febrero Bolivia irá a las urnas para aprobar o rechazar la reforma constitucional que habilitaría un nuevo mandato de Evo Morales en 2019. Hasta ahora las encuestas muestran un eventual triunfo del No. ¿Percibe un escenario adverso para el Presidente?
El triunfo de Evo es difícil, pero no imposible. La victoria opositora en Venezuela ha dado nueva energía a la oposición en Bolivia. Sin embargo, de los Presidentes del grupo de países del Alba, Evo es el que goza actualmente de mayor popularidad. Más que un referendo constitucional veremos un referendo sobre Evo, o sea, un voto a favor o en contra de su permanencia en el poder. Y Evo hará todo lo que esté a su alcance para personalizar al máximo este referendo.
En abril se realizarán las elecciones presidenciales en Perú. Los candidatos se vuelven a repetir y los sondeos colocan a Keiko Fujimori en primer lugar. ¿Cómo se explica este fenómeno?
Perú ha tenido, desde el 2000 a la fecha, una alternancia perfecta en el poder. Después de Alberto Fujimori ningún partido pudo repetir un segundo período de gobierno de manera consecutiva. La tendencia predominante (debido al sistema de partidos débil y fragmentado) es la necesidad de ir a un balotaje para definir la presidencia. El pase a la segunda vuelta de Keiko está asegurado. Lo que queda por definir es contra qué candidato disputará el balotaje y quién resultará vencedor. En Perú la experiencia indica que quien gana la primera vuelta no tiene asegurada la victoria en el balotaje.
Tras el receso parlamentario, que concluye el 2 de febrero, Brasil retomará la discusión de un eventual juicio político en contra de la Presidenta Dilma Rousseff. ¿Una mejora en la economía podría salvar a la mandataria del impeachment?
El tema económico será clave para el impeachment. Dilma ha ido agotando su tiempo. El cambio de ministro de Hacienda fue su última jugada para ver si logra reactivar la economía. Las proyecciones para 2016 son negativas. Hay que mirar qué pasa con la economía en los primeros seis meses. También hay que observar qué sucede con (el presidente de la Cámara de Diputados) Eduardo Cunha. Además, el Supremo Tribunal Federal le dio oxígeno a Dilma al frenar temporalmente la formación de la comisión parlamentaria especial pro juicio político. Es importante ver cómo se conforma esta comisión y qué dictamina. Este avance en cámara lenta del proceso le pega a la crisis económica y ésta, a su vez, le pega a la crisis política.
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