El humor en el Festival de Viña ha sido, durante la mayoría de su historia, un club de hombres. Antes de que Natalia Valdebenito pasara -y triunfara- por la Quinta Vergara el año pasado, ninguna mujer comediante había pisado el escenario desde 2004. Una deuda que el evento de la Ciudad Jardín no quiso que volviera a repetirse, y por segundo año consecutivo tendrá a una representante femenina entre los humoristas.

Una presión no menor para Daniela "Chiqui" Aguayo, quien se presentará el martes 21 de febrero, junto a Sin Bandera y Camila. "Era algo que quería mucho en mi carrera, pero me sorprendió que me llamaran, porque estaba justo negociando con el festival de Olmué. De hecho, mi idea era ir allá para ver si es que la gente de Viña me notaba y algún día me invitaban", explica la comediante. "Llegaron a mí y me hicieron la oferta, y entré en pánico la verdad. Estaba como en shock. Entonces dije que lo iba a pensar. Lo pensé 30 segundos y dije que sí", agrega.

¿Qué significa el llegar al Festival de Viña?

Para un comediante es el escenario más importante en el que se pueda estar. Pero para una mujer es algo especial. Piensa que antes de la Natalia (Valdebenito), habían pasado 12 años sin ninguna mujer en el humor del Festival, y tampoco habían sido experiencias muy felices las anteriores. Lo que ella hizo el año pasado abrió la puerta. Entonces, si ya para un comediante es un hito por la masividad que tiene, para mí como mujer es la oportunidad de seguir validando que hacemos la pega. Siento que ella ya abrió esa puerta, mi responsabilidad es mantener ese espacio.

¿Siente que se les exige más a las mujeres en el humor?

Ojalá fuera un tema de exigencia. Es más algo cultural, que a las mujeres se les juzga por cosas que a los hombres no, como, "qué garabatera esta niñita". El umbral de la ordinariez o el garabato es mucho menor que con los hombres. Me encantaría que se exigiera en otro tipos de cosas, no en ese sentido conservador del "rol de la mujer". Nosotras ya cambiamos, no nos pueden pedir que actuemos como mi mamá.

En Olmué, las redes sociales criticaron a Alison Mandel por una rutina muy "para mujeres". ¿Es injusto ese criterio?

Es insólito. ¿Cuantos años tuvimos nosotras que escuchar de la suegra de Alvaro Salas o Dino Gordillo? Y nadie decía: "Esta rutina es muy para hombres". Es un mundo distinto hoy, hay más igualdad de condiciones, y siento que nosotras podemos burlarnos más de los hombres y viceversa. En todo caso, yo siento que me burlo mucho más de mí que de los hombres.

¿Cómo lidia con los nervios de una instancia como esta?

Me pasa que estaba muy nerviosa hace unos tres meses atrás, y empecé a ensayar mucho, y eso me dio más tranquilidad. Además, como la gente ya sabe que uno va a esto, es gracioso, te tratan como si fueras al circo romano. Me han dado amuletos, me han dicho que van a rezar por mí. Ha existido mucha buena onda, como si me quisieran proteger. Ha sido un proceso muy intenso, pero hoy estoy mucho más tranquila.

¿Siente que "el monstruo" es un público muy difícil?

Creo que es el más exigente, sobre todo con esta tradición de que tienen que reaccionar ante algo que no les gusta, con la que no estoy nada de acuerdo. En otros países no pasa eso. Sí te pueden recibir con silencio, que está bien, es algo terrible para un comediante. Pero ojalá este monstruo se vaya apaciguando cada vez más, y se respete siempre el trabajo de quien esté en el escenario, sea de un humorista, un músico, o lo que sea.