El martes finaliza Amanda, la teleserie que protagoniza Daniela Ramírez y la que se convirtió en la más vista de la historia de las ficciones de las 15 horas.

El thriller que Mega emite desde noviembre del año pasado ha llegado a marcar 27 puntos de rating en su recta final, y desde un principio estableció el poder femenino de su historia, apoyado en el rol principal de Ramírez y en Catalina Minardi (Loreto Valenzuela), la villana de la producción.

La actriz que debutó en TVN sigue ligada al canal del Grupo Bethia y al área dramática que encabeza María Eugenia Rencoret, y aunque poco dice saber de su próximo proyecto, comenta que es muy posible que participe en otro segmento, como el vespertino o el nocturno. "No sé qué pasará, ojalá una pudiera elegir, pero estoy full dispuesta a lo que venga", afirma. También confiesa que con su equipo grabaron tres finales "para que no se filtrara nada".

En entrevista con La Tercera, Ramírez habla de lo que han significado en su vida y en su carrera estos ocho meses de Amanda, de la potencia femenina que reflejaba la trama, y su aplastante éxito.

¿Sospechó que sería tan grande el impacto en la audiencia?

Nunca me imaginé lo que iba a pasar. Me encantó el giro que dio la historia porque demostraba que la teleserie tenía mucha carne. Nosotros íbamos grabando a la par un poco con los escritores, por lo que al igual que la gente nos íbamos sorprendiendo con lo que iba pasando. Yo me leí todos los capítulos y todas las historias, porque no podía desprenderme de ellas, porque estaba en todas (ríe).

¿Significa algo especial para usted que haya sido una teleserie tan exitosa?

Estoy dichosa de lo que logramos con esta historia. También me hace feliz que hayamos demostrado que a las tres de la tarde podemos poner otro tono. Se puede hacer una teleserie para ese horario que contenga cosas un poco más crudas y que tenga temas un poco más delicados. Lo logramos y eso se nota. Estamos sorprendidos. Es impactante entender que hay tanta gente viendo tele a esa hora.

¿Siente que será difícil desprenderse de este personaje?

Sí, y creo que seré Amanda por lo menos los próximos tres años (ríe). Pero le veo el lado bonito, porque es rico ver cómo la gente se involucra y siente que te conoce harto. Estoy dichosa porque fue un trabajo que hice con mucho cariño y estoy disfrutando lo que está pasando. Pero también hay nostalgia, porque ya se termina el proyecto.

¿Es uno de sus papeles más importantes?

Sí. Yo tengo claro que es una teleserie muy masiva, que todos la ven y eso se nota en el impacto en la gente. Todo el mundo está viendo Amanda. Para mí fue crecer porque no fue un rol fácil, fue bien difícil. Y yo sé que la gente se queda con que Amanda Solís es un personaje que sufre y que lo pasa mal, pero yo lo pasé muy bien haciéndolo, y en las grabaciones nos reíamos harto. Todo eso mientras la gente en la calle me decía que dejara de sufrir.

Amanda se dio en un contexto social muy importante para las mujeres y el movimiento Ni una menos. ¿Sintió que la teleserie se hizo cargo, de alguna forma, de lo que pasaba en el país?

Como mujeres tenemos mucho que decir a nivel histórico. Tenemos mucho para sostener y llevar una teleserie y una narración. Las mujeres tenemos mucho material para encabezar una historia, y es cosa de ver a Loreto Valenzuela. Ella hizo un trabajo muy prolijo como la villana. Tiene todo lo que puede detonar el lado oscuro de la teleserie. Fue un verdadero plus para enmarcar el género, para dejar en claro que la mujer es la que va con la bandera de yo me atrevo a denunciar y yo me atrevo a decir lo que está pasando.

¿Cree que las teleseries deben mostrar temas que nos identifiquen como sociedad?

Es perfecto que el tema de la mujer hoy esté tan presente, y justo hagamos Amanda. Finalmente, estamos hablando de un caso puntual, y desde ahí se desprende lo que significa en la sociedad la violencia frente a la mujer. Estamos hablando de una persona y desde ahí rebota la historia, y representa a muchos, y sensibiliza y hace entender. Es muy bueno hablar de la contingencia y es bueno que también funcione una historia que es ficción.

¿Puede mencionar alguna escena que la marcara?

La de la tortura. Fue muy intenso, y había toda esta impunidad que existe de que los poderosos hacen lo que quieren y todos se quedan callados. A mí me gustaba opinar desde ahí, desde lo terrible que puede ser una tortura. Me marcó harto y siento que funcionó bien. Todas esas escenas yo las revisé porque tenía mucha inquietud sobre cómo se iban a mostrar y cómo se iban a ver. Uno las actúa, pero no las ve. Luego de revisarlas me gustaron mucho cómo quedaron. Estaban en un tono bueno, bajito, bien real.

¿Se preparó más de lo habitual para esa escena?

Las escenas delicadas uno las hace con bastante cuidado y con tiempo, pero en general, más allá de esa en específico, nos reíamos harto. Fue un equipo increíble, tirábamos la talla siempre y nos reíamos de todo, como la escena del toro. Recuerdo que ahí todos nos dijimos ya basta (ríe). Lo pasamos tan bien grabando, que creo que se notaba. Eramos un equipo cohesionado, y creo que algo se veía de esa química en pantalla.

¿Qué otro personaje de Amanda le gustó harto?

El de Víctor (Felipe Contreras). Me gusta mucho lo que él representa. Ese capataz, defensor de los sin voz, me gustó mucho. Y me encantaba que fuera un poco revolucionario y que hablara por los que no lo podían hacer. Y también me gustó harto el del Leo (Ariel Mateluna). Era muy divertido, porque Ariel lo hizo con un humor bien particular y le sacó todo el jugo al personaje.