Por tres minutos, imágenes extraídas de distintos tramos de la carrera de David Bowie son intercaladas con trozos de entrevistas y sobrecogedores fragmentos a capela de cortes de sus discos Blackstar y The next day, los últimos de su trayectoria. Al terminar la secuencia, David Bowie: The last five years establece su razón de ser: "En sus últimos cinco años, Bowie lanzó algunos de sus proyectos más fascinantes y reveladores".
El documental, estrenado el fin de semana por la BBC para recordar el año desde el fallecimiento del Duque Blanco -que se cumple hoy- y disponible en plataformas como Vimeo, presenta a través de registros inéditos y entrevistas a sus colaboradores un perfil de los años en donde el artista buscó un renacer creativo, tras casi una década de inactividad, además de la previa a su inesperada muerte.
Si bien se centra en los últimos dos discos, y la creación del musical Lazarus, el registro realiza varios viajes al pasado para entregar contexto. Todo comienza con un prólogo centrado en la última gira del inglés, A Reality Tour, realizada entre 2003 y 2004, donde, según afirman sus colaboradores, el autor de Heroes fue más feliz que nunca. Eso hasta el infarto sufrido durante las últimas presentaciones de la gira, en 2004, y que provocó su retiro de los escenarios y la música.
Luego, el título entra de lleno a lo sucedido desde 2011, cuando Bowie comenzó a contactar a su banda para contarles del nuevo proyecto, The next day, disco que según revela el documental, se grabó con fuertes medidas de seguridad. Incluso los músicos de mayor confianza debían firmar un acuerdo que les impedía revelar a la prensa lo que se estaba haciendo. Datos personales, como su visión de la fama en sus últimos años y que su sueño era componer un musical de Broadway, también aparecen en la hora y media de duración del filme.
También se desmitifica que Bowie haya estado consciente de que iba a morir mientras grababa Blackstar. Si bien venía luchando con un cáncer de hígado, el músico no se habría enterado de su condición irremontable hasta tan sólo tres meses antes de su fallecimiento, cuando se le comunicó la noticia mientras filmaba el lúgubre vídeo de Lazarus. Como saludo póstumo, varios de los músicos presentes en Blackstar interpretan las canciones del álbum tras la partida del artista, en secuencias de alta emotividad. Una colección de momentos que dan luces a la enigmática última etapa de Bowie; una que, al igual que el resto de su carrera, fue absolutamente única.