David Bravo, economista y miembro de la Comisión Revisora del Censo 2012, tenía varias dudas antes del proceso realizado ayer en todo el país, dentro de las cuales una de las principales era la participación de los voluntarios. Sin embargo, con lo observado hasta ahora, el director del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales quedó muy conforme con la respuesta de los censistas, destacando que esto era lo más relevante. Afirma que una omisión inferior a 5% sería un buen resultado y predice que el próximo censo -de 2022- volvería a ser en un día.

A grandes rasgos, ¿qué le pareció el operativo censal realizado ayer en el país?

Este es un proceso que ha tenido un poco de suspenso, porque en el transcurso tuvo altibajos, con cambios de personas a cargo del censo y, por lo tanto, momentos en los que manifesté mi preocupación por esas situaciones. Pero, afortunadamente, si bien aún no tenemos resultados definitivos, hay signos muy interesantes, como que el precenso 2016 -clave para el censo- mostró buenos resultados. Lo otro, que hubo incertidumbre, pero se notó un alza importante, fue en el tema de los voluntarios. Haber tenido tantos voluntarios es impresionante con una cantidad gigante de gente.

Justamente había ciertas dudas de que llegaran los censistas...

Creo que ha quedado claro lo que significa el censo, que es un día de carácter cívico. Aquí se generó un reencuentro con una tradición histórica y con las estadísticas. También es un reencuentro con el espíritu del servicio público, que no es solo patrimonio de los funcionarios públicos.

¿Era lo más relevante?

Este es un patrimonio del país que nos hacía falta, en todas las dimensiones. Lo que vimos, más allá de los detalles técnicos de los censos, fue lo que nos perdimos en 2012, la oportunidad de tener este momento. Eso lo destaco.

¿Fue acertado hacer el censo "de hecho"?

Sí, esa fue nuestra recomendación como miembros de la comisión, ya que nos convencimos de que no había otra opción frente a la gravedad de los problemas detectados en 2012. Lo único que quedaba era rehacer el censo lo antes posible, no se podía esperar otros 10 años.

Usted también había manifestado sus dudas por el Comité Asesor Externo del censo...

Mi punto siempre fue que, habiendo tenido una experiencia como la de 2012, la única forma de dar cierta garantía de que las cosas se estaban haciendo bien en el proceso previo hasta ayer, era que este grupo externo pudiera cumplir un rol no tan de "asesor", sino que habría sido conveniente tener un grupo más bien auditor, que no tuviera que ver con el gobierno y que tuviera un rol más público y que le pudiera decir a la ciudadanía que estén tranquilos, porque va por buen camino.

¿Eso no ocurrió?

No ocurrió, porque el grupo convocado fue en otros términos de referencia y no se le pidió ese rol. Yo abogaba por otro tipo de grupo, ya que uno de los elementos importantes que tiene que ver con la institucionalidad del INE es poder tener un contrapeso a las decisiones de la dirección, porque la experiencia de 2012 fue dramática en este sentido. Quedó registrado que hubo una decisión unilateral de la dirección del INE que fue la que generó este cambio en agosto de 2011, afectando al gobierno y al país.

A su juicio, ¿se debería continuar con el censo de 'un día' con miras al operativo de 2022?

Vamos a tener ese año, tal como se anunció, un censo no abreviado y me da la impresión de que será nuevamente 'de hecho', ya que la situación de 2012 fue bastante traumática. Tengo la impresión también que toda la experiencia de este censo será muy positiva, porque está llena de estos aspectos intangibles, pero muy simbólicos. Es un proceso participativo único, que no hay muchos en Chile. Se podrá decir "¿no hay una manera más simple de hacer esto?", pero esto genera la participación de todos.

Se pregunta mucho por qué no realizar censos con registros administrativos, como en países avanzados...

Es que, primero que todo, necesitamos un INE con mucha más capacidad técnica y eso requiere tener más recursos para poder tener los mejores especialistas, mejores condiciones de trabajo, etc. Entonces, me da la impresión de que tendremos que avanzar de manera gradual. Siendo bien realista, creo que no habrá mucha innovación por la velocidad como se mueven las cosas, y porque estamos en un proceso de reconstrucción de nuestro patrimonio estadístico y del prestigio del INE y, por lo tanto, lo que más vale es hacer las cosas bien, aunque no seamos tan innovadores como quisiéramos.

¿Con qué tasa de cobertura u omisión se puede considerar este censo como exitoso?

Creo que una omisión censal inferior a 5% es una buena omisión, tuvimos la última vez un 3, 5 en 2002. Pero sí hay que dejar claro que no es el único tema, ya que también hay que ver la calidad del levantamiento censal. En el caso de 2012, lo más evidente fue esa omisión de 9,8%, pero además esa omisión fue completamente heterogénea en el país. Porque si la omisión hubiese sido más o menos pareja en las comunas y relativamente aleatoria no habría afectado los resultados, pero la omisión fue heterogénea.