Pese a que los estudiantes de la Facultad de Derecho de la U. de Chile habían anunciado el fin de la toma que llevan hace 23 días y la firma de un protocolo de acuerdo con el decano Davor Harasic, las conversaciones se mantienen en punto muerto. Esto porque según los dirigentes fue la autoridad universitaria la que se habría negado a firmar el documento, pero él aclara que "había un acuerdo con el prorrector (Rafael Epstein) al que habían llegado el viernes los estudiantes para establecer tres comisiones de trabajo, pero ayer (lunes) ellos quisieron que firmáramos un documento que prácticamente establecía una triestamentalidad a nivel universitario lo cual es ilegal y anti reglamentario".

El fracaso de la negociación terminó con una manifestación de los estudiantes contra el decano y el prorrector, quienes debieron ser sacados de la facultad con la ayuda de Carabineros. Harasic en entrevista con La Tercera aborda las críticas y mitos que se han creado en torno a su gestión.

Una de las críticas que se hacen es que habría contratado nuevos funcionarios con altas remuneraciones y que su sueldo también sería elevado, ¿es así?

La universidad desde un punto de vista conceptual universal tiene tres funciones: docencia, investigación y extensión. La Facultad de Derecho había abandonado la investigación y la extensión. Una de las primeras medidas que tomé fue llamar a concurso para 35 cargos de profesor/doctor/investigador de jornada completa para que se dedicaran exclusivamente a la investigación. Y cuando convocamos a estos concursos públicos de oposición y antecedentes, nos dimos cuenta de que la única manera de tener gente de primer nivel es con sueldos de mercado y, por lo tanto, fijamos las remuneraciones al mismo nivel de las universidades buenas de la competencia. En cuanto a mi sueldo, lo que yo hice fue tomar (como referencia) el del ex decano Naum y fijarme el mismo.

Se ha hablado de un trato dictatorial de su parte.

Es una acusación absolutamente sin fundamento. Antes acá en la facultad, el decano era el que resolvía todo y lo que se hizo durante los dos primeros años de gestión fue generar protocolos para cada una de las cosas que podrían suceder. Le doy un ejemplo, si un profesor quiere hacer un viaje al extranjero a una jornada, esto ya no depende de la voluntad del decano, sino de si esa jornada está dentro de las que la facultad reconoce como esenciales, si ha viajado a otras partes, si está dentro de su especialización, si va a presentar un paper. Ahora es objetivo, el docente que quiere hacer un viaje a un congreso, ya sabe si tiene derecho a este o no y no tiene que mirarle la cara al decano para ir.

¿Es efectivo que se desvinculó a profesores?

Teníamos 98 profesores invitados de un claustro de 270 de contrata y planta. Los profesores invitados en la U. de Chile deben ser la excepción, porque ese cargo se utiliza, por ejemplo, para cuando hay una lumbrera en el extranjero que uno quiere traer por un semestre a hacer clases, se convoca como profesor invitado y no se presenta a concurso, pero hace clases durante un semestre. Cuando a un premio nacional uno lo quiere traer a hacer clases, se invita, pero esas personas solo pueden ser excepcionalmente convocadas por uno o dos semestres por una circunstancia específica. Yo me encontré con 98 docentes invitados que venían haciendo clases hace mucho tiempo, o sea personas que no habían ingresado por concurso de oposición y antecedentes, lo que desde el punto de vista de una universidad pública es una aberración. Esos contratos se terminaron y esas personas tienen todo el derecho de concursar, algunos lo han hecho y otros simplemente se han ido y, por cierto, no se han ido muy contentos.

Estos cambios generaron resistencia.

Por supuesto, me imagino que ningún profesor invitado que ha sido desvinculado y que no se ha atrevido a presentarse a un concurso, debe estar contento.

En el caso de los alumnos, ¿sentirán que faltan espacios de diálogo con ellos?

Perdone que hable en primera persona, yo le he pedido al rector que se modifiquen los reglamentos de la universidad para que los alumnos tengan derecho a voto en los consejos de facultad y en los de departamento. Y he pedido a los directores de departamento que, mientras esta reglamentación se tramita en la Casa Central, desde ya le den derecho a voto a los estudiantes que integran los consejos de los departamentos y salvo tres estos, todos la han acogido. En consecuencia, hablar de una decanatura dictatorial en circunstancia que yo me cercenado facultades protocolizándolas y además dando derecho a voto a los estudiantes en este asunto, encuentro que no tiene ningún asidero.

¿Cuándo cree que se extravió la relación con los alumnos?

Creo que hay una polarización porque perdieron mucha importancia los partidos políticos y surgieron los grupos al interior de las universidades. Y entonces aparecen y se desarman grupos todos los días y los estudiantes van rotando en varios colectivos de distintos tipos.

¿Esto complica la interlocución con los estudiantes?

Se hace mucho más difícil. O sea, la interlocución de las autoridades en épocas anteriores eran con el centro de estudiantes. Ahora si hay una toma, queda el presidente del centro de estudiantes como uno de los interlocutores y la asamblea designa tres voceros de toma que, además, los va cambiando. Una persona designada en una asamblea no es exactamente lo mismo que una elegida en una votación secreta, en urna. Entonces yo no creo que se haya extraviado la relación, sino que existe como en toda nuestra sociedad, la superficialidad de criticar determinadas cosas sin conocerlas o de dar por verdades cosas que no lo son.

Los alumnos condenan el hecho de que haya defendido a Penta y que siga litigando en otros casos actualmente ¿cómo toma esas críticas?

Yo entiendo que un estudiante de extrema izquierda no pueda comprender que yo haya sido abogado de los Penta, pero no entiendo que en la Facultad de Derecho no se comprenda cuál es el rol de un abogado. O sea, confundir la moral del cliente con la del abogado es una confusión que es absolutamente antinómica en derecho. El caso Penta lo dejé justamente en el momento que asumí la decanatura de modo que, salvo sobre la base de un prejuicio, no veo qué tenga que ver eso. Ahora se está hablando que yo ejerzo. ¡Claro ejerzo! ¿Y cuál es el problema? Todos los decanos han ejercido, el decano Naum no era litigante porque tiene una empresa, todos los otros han sido litigantes muy importantes para el país.

¿No hay conflicto en eso?

Ninguno, el único conflicto que puede haber es que yo soy funcionario público y por lo tanto no podría, por ejemplo, demandar al Estado. Pero no existe ningún otro conflicto.

Hay una crítica que apunta a una promesa de campaña que habría hecho de no litigar mientras está en el cargo.

Yo no prometí dejar de ejercer, yo dije en un foro en el Aula Magna es que mientras no tenga asida la facultad, es decir seguro y con el equipo formado, yo no iba a ejercer. Y no sólo no ejercí durante dos años, sino que además disolví mi oficina. Y después la retomé. Y ahora lo único que me podrían decir es, y nadie me lo ha dicho, 'usted le está dedicando un tiempo a eso en perjuicio de la decanatura', nadie lo ha dicho.

¿Y si se lo dijeran?

La respuesta sería absolutamente no, porque es un problema mío las horas que yo le dedico al ejercicio y las que le dedico a la facultad. ¿Habría podido hacer todas las cosas que he hecho si no le dedicara las horas suficientes?

¿Por qué se decide aumentar 200 cupos para el proceso de matrículas 2018, pese al rechazo de los estudiantes?

Si uno habla con los funcionarios, si uno habla con los estudiantes, se puede dar cuenta de que en la U. de Chile no hay nadie que se oponga al aumento de 200 cupos y eso es súper claro. Lo que hay es cautela frente a cómo se va a implementar este aumento. ¿Vamos a tener espacio suficiente? ¿Tendremos los profesores necesarios? Nosotros hicimos un análisis y estamos convencidos de que no tenemos ni un problema en aumentar en 200 nuestra matrícula. Porque nosotros nos debemos al país y si aumentamos en 200 estudiantes, al cabo de cinco años va a haber mil abogados más que van a tener la visión de la U. de Chile y que van a poder instalarse en la fiscalía, en las defensorías, en el Consejo de Defensa del Estado y en lo que fuere y ahí estamos cumpliendo con el rol de la universidad.

Hay un protocolo para enfrentar las movilizaciones, ¿eso se estableció en su administración?

Sí, una de las cosas que se protocolizaron es qué hacer frente a una movilización, un sismo, una inundación.

Establece que las actividades académicas se deben mantener, que se pueden hacer clases virtuales, que están prohibidas las funas, ¿le parece que eso está de acuerdo con la historia de la U. de Chile?

Me parece que eso está absolutamente de acuerdo y que en la U. de Chile hemos llegado a unos niveles que a los decanos, y sé que a rectoría también, nos tiene tremendamente preocupados en cuanto a reacciones de violencia a nivel de alumnado. En la universidad, el diálogo siempre ha sido fundamental. Me parece que con el protocolo no estamos desde ningún punto de vista traicionando el diálogo y la confrontación ideológica que tiene que haber en la U. de Chile, sino que muy por el contrario estamos tratando de impedir conductas que no se avienen con la institución.

¿Esto es mano dura, se busca decir aquí venimos a estudiar?

Pero a eso venimos, el país nos demanda que nos preparemos. Estamos en una universidad pública, no podemos hacer lo que nos da la gana con los fondos públicos. Así como empleado público, no puedo hacer varias cosas, los estudiantes no pueden hacer lo que les da la gana. El país nos exige que nos preparemos y para eso está la Universidad de Chile.

¿Este protocolo debería expandirse al resto de la universidad?

Yo creo que los decanos estamos tremendamente preocupados y que el rector va a convocar a un consejo universitario para que podamos ver qué medidas podemos tomar.