La misa fue una ceremonia emotiva, de más de dos horas y marcada por el recuerdo y relato de hechos vinculados a la defensa de los DD.HH. Con ello, se celebraron los 100 años del sacerdote jesuita José Aldunate, en la Iglesia San Ignacio.
Para sorpresa de los más de 100 asistentes que llegaron hasta el templo, la ceremonia contó con la presencia del propio Aldunate, quien, llevado en silla de ruedas, participó por algunos minutos de la liturgia, que fue celebrada a por el sacerdote Mariano Puga.
Puga recordó la vida de Aldunate y remarcó su trabajo como defensor de los derechos humanos y causas sociales. Junto a él, hubo otros asistentes que recordaron los esfuerzos realizados por el jesuita y los movimientos que lideró durante la década de los años 80, como el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo.
Para los asistentes también ese exhibió un video con antiguas fotos de Aldunate durante los años 70 y 80, además de entrevistas donde se recordó su trabajo con personas de escasos recursos.
Luego, diferentes feligreses se acercaron hasta él para saludarlo y agradecerle sus actos y rememorar otras anécdotas y vivencias en el campo religioso.
Al término de la misa, Puga llamó a los asistentes a seguir luchando por la sociedad, ahora "contra la corrupción y la desconfianza". Y subrayó que "esto que hemos vivido es historia".
Paulina Prat asistió a la misa y señaló, al término de ésta, que fue "muy emocionante verlo. Vinimos porque queríamos darle las gracias por todo lo que él hizo y por la fuerza e iluminación que nos ha dado".
Antonio Escobar, otro asistente, dijo admirar la figura de Aldunate y sostuvo que "las cosas que él ha representado se vieron reflejadas en esta ceremonia. Esta fue una misa consecuente, de lo que él siempre ha propuesto para nuestro país: una Iglesia del pueblo".