Sus dibujos circularon por toda Latinoamérica. Primero con El Peneca, la revista para niños donde era el ilustrador estrella y que llegó a imprimir 240 mil ejemplares. Y luego con el Silabario hispanoamericano, publicado en 1948 con ilustraciones suyas. Mario Silva Ossa, más conocido como Coré, hizo soñar a generaciones con sus dibujos. La leyenda dice que en su paso por Chile, Walt Disney le propuso trabajar en Pinocho, pero él rechazo la oferta.

Muerto en 1950, a los 37 años, el próximo 9 de marzo habría cumplido un siglo. Con motivo del aniversario, el poeta e investigador Jorge Montealegre publicará Coré, el tesoro que creíamos perdido. El libro reúne dibujos y escritos y promete ser la recopilación más completa de su trabajo.

"Es un autor ya mítico que influyó en los grandes poetas de la generación del 50, como Teillier, Lihn y Arreche. Tiene facetas desconocidas, como sus dibujos políticos y sus poemas inéditos", dice Montealegre.

El volumen es una de las últimas novedades de una tendencia que crece en nuestro país: el rescate de publicaciones antiguas del cómic chileno. Entre ellas destacan historias legendarias de los años 80.

Foto de época

El cuma, el punga. Pato Lliro, el cómic, salía publicado con esos subtítulos que ponían en contexto al personaje flaco y desaliñado que protagonizaba la historieta dibujada por Christiano en los 90. La publicación era informal, de tiraje limitado, pero tuvo un gran impacto entre sus lectores por su historia sobre un personaje marginal, fan de la música thrash, que hablaba en coa.

"Fue un excelente cómic de humor, que además tenía todos los modismos de la época. Es un flash de ese momento en Chile: de San Miguel, de la música thrash en Chile, de la forma de hablar del delincuente, de la vida en una población", dice Carlos Reyes, editor del sello Feroces. Debido a que nunca fue editado formalmente, Pato Lliro terminó y desapareció. Algunos lectores guardaron copias y su autor otras más. Hasta que Feroces decidió editarlo en su línea patrimonial, en un libro que reúne lo mejor del cómic realizado entre 1989 y 1999.

Pato Lliro se suma al rescate de La Chiva, revista independiente de fines de los 60 que incluía dibujos de Palomo y Hervi. Se trata de historietas apreciadas por los lectores, pero que fueron rápidamente olvidadas debido a su formato. "Nos interesa rescatar hitos que por la actualidad del momento pasaron desapercibidos o nunca tuvieron una edición completa", explica Reyes. "A través de la historieta se puede entender la historia del país: sus modismos, modas y su contexto político".

En los 90, Pato Lliro fue el precursor de una marginalidad que luego llegó al cine, con películas como Caluga o Menta y Taxi para Tres. Para este año, Feroces planea rescatar el cómic de la revista Beso Negro, una historieta under de los 80 en Chile. "Era una publicación rabiosa, de una alusión sexual evidente, que flirteaba con la droga y la música punk", dice Reyes. "No quedaban originales. Hubo que rescatar todo desde las páginas que quedaron".

Una situación que también afecta a publicaciones más formales. Lo sabe bien Jorge Montealegre, que ha rescatado dibujos como Von Pilsener, el primer personaje de la historieta chilena; la obra de Nato (Renato Andrade), y la obra de Luis Jiménez, dibujante desaparecido durante la dictadura.

"Es lento el rescate porque hay colecciones incompletas y muy deterioradas. El azar juega un papel importante", dice. Para el investigador, estas recuperaciones son clave para llenar vacíos en la historia gráfica nacional. "Estos son autores que era necesario rescatar y devolvérselos a la comunidad de dibujantes y aficionados a la historieta, como parte de su patrimonio", explica.