"En mis cuarenta años, yo, Zarité, he tenido mejor suerte que otras esclavas". Es verdad: a Zarité, la heroína de La isla bajo el mar, la nueva novela de Isabel Allende, le tocó una buena estrella. Nació en Saint- Domingue, actual Haití, y a los nueve años fue vendida como esclava a un productor de azúcar, pero nunca sufrió los rigores de las plantaciones. Y a diferencia de muchas mujeres como ella, conoció el amor. "Conozco el gusto de estar con el hombre escogido por mi corazón cuando sus manos grandes me despiertan la piel. He tenido cuatro hijos y un nieto y los que están vivos, son libres".
Con esas palabras arranca La isla bajo el mar, libro que marca el retorno de Isabel Allende a la ficción después de su libro de memorias La suma de los días. Publicada en toda Hispanoamérica, la novela llega a librerías el próximo jueves.
Ambientada a fines del siglo XVIII, La isla bajo el mar narra la historia de la esclava Zarité y su camino hacia la libertad. Y tal como lo hizo en La hija de la fortuna y Retrato en sepia, arma un relato de injusticias, aventuras y amor con un trasfondo histórico.
"Francia tenía la colonia más rica del mundo en Saint Domingue. Había 34 mil personas libres, entre blancos y mulatos, y medio millón de esclavos negros. Pocos esclavos nacían en la colonia, la mayoría habían sido secuestrados en Africa y recordaban la libertad", contó a La Tercera.
Autoexiliada durante la era Pinochet, Allende se define como una cruzada por la libertad. "Toda forma de opresión e injusticia me toca en lo personal y la esclavitud es, por supuesto, la forma más extrema. Tenía que escribir este libro. Creo que Zarité, la protagonista, nació de mi costilla", dijo al diario El Tiempo.
Así, le da voz a Zarité: "Mi primer recuerdo de felicidad, cuando era una mocosa huesuda y desgreñada, es moverme al son de los tambores y ésa es también mi más reciente felicidad, porque anoche estuve en la plaza del Congo bailando y bailando (...) Con los tambores desaparece la Zarité de todos los días y vuelvo a ser la niña que danzaba cuando apenas sabía caminar".
BAILA ZARITE
Vendida a Toulouse Valmorain, un gran productor de azúcar, de niña Zarité se convierte en esclava doméstica y se integra a la vida de su amo y su mujer. Desde ese lugar es testigo de los hábitos, costumbres y miserias de los blancos de la isla, así como de la explotación que sufren los esclavos. Poseedora de gran belleza y bondad, Zarité "encarna la libertad del espíritu, una fuerza poderosa como un huracán", afirma la autora.
"El ritmo nace en la isla bajo el mar, sacude la tierra, me atraviesa como un relámpago y se va al cielo llevándose mis pesares", dice la protagonista. "Los tambores vencen al miedo. Los tambores son la herencia de mi madre, la fuerza de Guinea que está en mi sangre. Nadie puede conmigo entonces".
La novela ofrece un retrato de Saint-Domingue como un paraíso natural en manos de explotadores, cafiches y ladrones. Un hervidero de tensiones habitado por los blancos ricos, los dueños de la tierra; los colonos pobres; los mulatos libres, dedicados al contrabando y la prostitución; los maleantes y piratas que usaban la isla como escondite, y la mayoría de esclavos negros.
La galería de personajes incluye a Violette Boisier, la más apetecida de las cortesanas de la isla, "con herencia africana y aspecto de blanca"; el capitán Etienne Relais, un tipo de carácter rudo, enamorado de Violette, pero sin dinero; la curandera Tanta Rose y Gambo, el esclavo rebelde.
Las tensiones desembocan en una gran rebelión de esclavos que llevará a Zarité a Nueva Orleans, donde encontrará la libertad. Ella recordará entonces su historia, desde sus primeros días, cuando el viejo esclavo Honoré la hacía bailar. "'Baila, baila, Zarité, porque esclavo que baila es libre... mientras baila, me decía. Yo he bailado siempre".