"De Gavardo y Chaleco trajeron la pasión del Dakar a este continente"

El francés Cyril Despres, ganador cinco veces en motos, debuta en autos, consciente de que la prueba se disputa en Sudamérica gracias al impacto que los dos chilenos han tenido en la historia de la competencia.




Diez podios sobre 14 participaciones. De ellos, cinco en lo más alto. Dos veces ganador en África, tres en Sudamérica. Apenas un abandono, en 2002. Y, cuando no estuvo entre los tres primeros, remató 16º en su debut, en 2000; 14º al año siguiente y cuarto en enero pasado. Esa impresionante estadística pertenece a Cyril Despres. El francés es de los pocos pilotos de punta que le tocó competir en el Rally Dakar a ambos lados del océano Atlántico y, a sus 40 años, es todo un veterano. En esa condición, también, es que puede analizar las seis versiones  en estas latitudes de la carrera más dura del mundo y la relevancia de dos ex rivales como Carlo de Gavardo y Francisco López en la historia de esta competencia. Y por eso es tajante en decretar la importancia de los dos nacionales en la legendaria prueba.

Despres saltó del enduro a la escena del cross country, cuando De Gavardo ya era uno de los pilotos de punta en la especialidad, y rápidamente se convirtió en rival del chileno y en uno de los miembros destacados de la generación de recambio de compatriotas como el fallecido Richard Sainct.

Por eso, no tuvo que volver a repetir la venta de seis mil botellas de vino que debió realizar para financiar su primera incursión en el Dakar. Pronto se convirtió en piloto oficial de KTM y, con ellos, llegaron los podios y los triunfos.

A estas alturas, como es fácil de predecir, la historia de Despres y el Dakar se conectan en muchos puntos, y el piloto es capaz de repasar buena parte de ella en primera persona.

Como veterano que es, el galo analiza el Dakar con la misma serenidad con que lo hace en la ruta. Más ahora que su perspectiva ha cambiado. Tentado por Peugeot para ser uno de sus pilotos oficiales en el retorno de la marca del león a la carrera, el habitante de Andorra dejó los manillares de la moto para competir, en 2015, al volante de uno de los 2008 DKR. Desde el habitáculo del coche, repasa todo con calma.

Lo primero que queda claro al escucharlo es que Chaleco López es, a estas alturas, un amigo más que un rival o un simple compañero de equipo. "Es una pena que no esté este año en la carrera. Pero estoy seguro de que volverá. Es un luchador y un gran piloto. Todos nos hemos caído y él se va a recuperar y volverá a la pista", dice con seguridad.

Para graficar el carácter férreo de los chilenos, el ahora competidor de autos recuerda que, en 2002, visitó el país y estuvo en La Vacada, el fundo de De Gavardo en Huelquén, donde el Cóndor tiene un taller que era una especie de centro de operaciones del motociclista. "Estaban colgadas todas sus radiografías hasta ese momento. Al mirarlas ahí, te das cuenta de que tenía la piel dura, pues siempre volvía, y volvía fuerte a la competencia. Con Chaleco ocurre lo mismo: retorna con todo", sentencia Despres.

"Ambos son grandes pilotos, y los chilenos deben sentirse orgullosos de los representantes que han tenido en el Dakar", agrega.

Despres siente que la presencia de ambos en la categoría de motos en la carrera más dura del mundo ha sido clave en el rumbo que ha tomado. "Si el Dakar se corre en Sudamérica, si estamos acá, es porque Carlo y Chaleco trajeron la pasión del Dakar a este continente", subraya.

"Son dos pilotos que respeto muchísimo", complementa.

Sin embargo, al analizar qué les faltó a ambos para llegar a lo más alto del podio, Despres es menos jugado: "No soy nadie para analizar eso. Unos hemos tenido la suerte de ganar, y así es este deporte. Pero ellos, como algunos otros, hicieron muchos e importantes méritos, más allá de un eventual triunfo".

Respecto de la generación de recambio, con López anunciando su retiro de las motos, también es optimista respecto de la representación de Chile en las motos.

"Hay varios pilotos nuevos que vienen fuerte y que, en la medida que acumulen experiencia y cuenten con motos competitivas, mantendrán la tradición impuesta por Carlo y Chaleco", asegura Despres, sin querer hacer nombres propios sobre los encargados de tomar la posta del huelquenino y el tenino.

En Sudamérica

Habiendo corriendo en ocho versiones del Dakar en su trayecto original, y seis en América, el francés cree que la carrera en este lado del mundo tiene para un buen rato.

"El Dakar goza de buena salud. Vive bien. Es realmente duro y mantiene la tradición de la competencia. Con Argentina y Bolivia en el recorrido, además de Chile, contamos con una gran carrera que, como decía, se hizo conocida antes de que viniéramos a disputarla gracias a Caro y Chaleco, que popularizaron la especialidad en estos países", reflexiona.

Respecto del trazado que, habitualmente, encuentran en Sudamérica, Despres enfatiza que "me gusta la montaña y las dunas. Esta carrera es única, en buena medida, por esa mezcla que propone la geografía de Argentina y Chile. Para mí, es un regalo cada kilómetro que puedo hacer de carrera. Los disfruto. Y estoy ansioso esperando la largada".

La clave, siempre, estará en "respetar el terreno, siendo humilde", sentencia.

Nuevo desafío

Todas estas dificultades que, entiende Despres, propone el Dakar sudamericano se mezclan con su nuevo desafío: pasarse de las motos a los autos. "Ésta será mi primera carrera", confidencia. Y, claro, las horas y kilómetros de prueba no son lo mismo que la competencia real. Ni siquiera para efectos de su complementación con su navegante, Gilles Picard, ex copiloto del chileno Boris Garafulic y tricampeón en esta carrera. "Hay que vivir el proceso de adaptación, que no es tan simple", complementa.

"Conozco bien lo difícil que es el Dakar. Por eso, mi objetivo es tratar de que el cambio de especialidad sea lo más rápido posible y disfrutar la aventura", destaca.

En todo caso, sabe cuál es una de las bases del éxito: "Se gana con un equipo fuerte", sentencia. Y, en este paso a los autos, parece haber encontrado el socio ideal en Peugeot, equipo que supo de cuatro triunfos consecutivos hace un cuarto de siglo, antes de retirarse para volver este 2015, con una formación de pilotos que completan los afamados Stéphane Peterhansel y Carlos Sainz.

De cualquier modo, Despres siente que es afortunado de formar parte del proyecto del equipo. "Pocos trabajos ofrecen la oportunidad de que, a los 40 años y con 15 de trayectoria, puedas empezar todo de cero. Me siento como un niño, aprendiendo todo, desde cero", asevera.

El francés tiene claro que todos los kilómetros de test realizados no garantizan tampoco la confiabilidad de un auto nuevo, "desarrollado en apenas nueve meses, que es poco tiempo, así que largamos pensando que será una carrera complicada", profundiza.

De cualquier modo, tiene claro que la ocasión que se le presentó, de dejar las dos ruedas para pasar a competir en coches, defendiendo un team oficial de fábrica, era una oportunidad que no podía dejar pasar. "Es más que un sueño para cualquier piloto. Dejar las motos para ir a un equipo que sabe lo que es ganar el Dakar, que tiene la experiencia y que siempre ha sido exitosa en las distintas categorías donde ha competido, es más de lo que se puede esperar para realizar esta transición. Es más que sacarse la lotería".

Enamorado de la aventura que representa el Dakar y entusiasmado por los nuevos desafíos que representa dejar las motos (y, con ello la opción de empatar o superar a Peterhansel con la cantidad de triunfos en la categoría, para ser el más triunfador en las dos ruedas), Despres larga un desde Buenos Aires, echando de menos a su amigo Chaleco en la grilla de salida. Aunque, claro, suficientes preocupaciones tiene por ahora con tratar de llevar de vuelta hasta la meta su debutante coche, para tratar de emular su buen debut de hace 15 años en la carrera más dura del mundo.

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