Hablar de un hombre rebelde, recién llegado a una ciudad desconocida donde desafía lo habitual o a quienes dictan las pautas en ese lugar, asoma a un guión conocido de Hollywood. Seguramente, para los más cinéfilos, James Dean, con Rebelde sin Causa, sería uno fijo en ese podio por las características descritas del personaje. Para otros la memoria los llevaría lejos de una sala de cine y los remitiría, tal vez, a pensar en grandes activistas como Martin Luther King o Nelson Mandela, quienes con su lucha social cambiaron el mundo. Y en la realidad, ese hombre descrito mezcla cosas de Dean y, aunque en una esfera menor, de los connotados Luther King y Mandela.

"Jorge siempre se rebelará ante la adversidad. Eso lo inculca dentro y fuera de la cancha", dice Odila Moya, madre del aludido Jorge Sampaoli, quien con sus equipos busca ganar, entretener y tener siempre un rol protagónico (como Dean en la pantalla), pero también trascender fuera de la cancha.

"En Casilda siempre se movilizó por la gente de su pueblo y por su club (Atlético Alumni). Potenciaba sus pocos recursos en favor de un bien común. Luego, cuando estaba en Universidad de Chile, traía de todo para nuestros muchachos; poleras, buzos, pelotas y también ayudó económicamente... Siempre crea conciencia social en la gente y la ponía en práctica", asegura Sergio Abdala, presidente del Atlético Alumni y compadre del seleccionador nacional.

La influencia bielsista en Sampaoli la ha imprimido en sus jugadores y en el mismo medio, con la recuperación de la actitud amateurista y el  rol social que conlleva el fútbol, algo que el seleccionador siente, lo dignifica en tiempos donde el dinero manda y lo políticamente correcto sigue pesando. Antes de viajar al Mundial, Sampaoli recibió con mucho entusiasmo a los representantes del movimiento estudiantil chileno. Ahí, en Juan Pinto Durán y en medio de la expectación periodística, en una jugada inteligente de las partes para mantener el tema durante la fiebre mundialera; Naschla Aburman (Feuc), Melissa Sepúlveda (Fech), junto a los dirigentes de la Cones Tomás Leighton y  Ricardo Paredes y la vocera Aces Lorenza Soto, le entregaron al DT y  a los seleccionados poleras rojas, azules y blancas con la leyenda "Todo Chile por la Educación Pública", en una reunión gestionada por el hoy diputado Giorgio Jackson.

Años antes, en 2011, como técnico de la U y en momentos en que el tema educacional golpeaba la realidad chilena, Sampaoli no tuvo problemas para llamar y juntarse con Jackson y Camila Vallejos, cuando estos eran dos de las caras más visibles del movimiento. El encuentro se realizó poco antes de que los azules jugaran por la Copa Sudamericana. "Jorge nos invitó al estadio y fuimos a ver a la U con Flamengo. Hablamos casi media hora y él (Sampaoli) está muy interesado en el tema y  muy entusiasmado con lo que se ha generado a nivel social con el tema educacional. Nos dio su apoyo", comentó Jackson en su momento.

"Ojalá pueda seguir pregonando todo lo que generó como estudiante. Ojalá que le vaya bien y que pueda lograr todo lo que pretende para el futuro del país", le expresó, recientemente, Sampaoli a Jackson, cuando este último fue electo diputado, manifestando su alegría por su amigo y dejando en claro sus afinidades políticas. Sin embargo, su simpatía con distintos movimientos sociales no sólo tocan nuestras fronteras. En mayo de 2012, cuando visitaba Asunción con la U para jugar por la Libertadores, el DT no dejó pasar la impactante realidad que vio a un costado del hotel de la Conmebol en el que concentraban.

"Ver tanta opulencia en este hotel, rodeada de tanta pobreza, no te puede dejar indiferente. Es fuerte", dijo el técnico, luego de trotar por las inmediaciones del recinto y ver cómo enfrente había un campamento de indigenas guaraníes (hoy un doble drama: ser pobres e indígenas), que vivían en condiciones extremas de pobreza y marginalidad total, en un campamento conocido como 'El kilómetro 12 de Luque'. Fiel a su estilo, no se quedó sólo en las palabras, pues esa vez se acercó al lugar, con su ayudante Sebastián Beccacece, para conversar con ellos y entregarles víveres a los adultos y dulces y chocolates a los niños. Luego, con los 25 niños del lugar, fue a un supermercado cercano, donde les compró a todos parkas, chalas, zapatillas, zapatos y comida.

Más allá del acto de generosidad, Sampaoli, con o sin querer, puso en el ruedo la realidad de un grupo desprotegido. "Estaban a la intemperie y se cobijaban bajo unas carpas armadas con bolsas de basuras. Don Jorge se impactó y les trajo víveres. Son nativos indigentes, que vinieron del interior a Asunción porque perdieron sus tierras", rememora Rogelio Benítez, quien como parte de la Secretaría Social de la Niñez Paraguaya, coincidió en el campamento esa vez con Sampaoli, quien les repitió, al despedirse, un claro "luchen por lo suyo".

Más reciente, en abril, el entrenador visitó en el penal de Ezeiza, en Argentina, al líder del grupo musical Callejeros, Patricio Fontanet, recluido desde 2012 por la causa relacionada con el incendio de la discoteque Cromañón en 2004, cuando murieron 194 personas. El 20 de mayo en un show en Santiago, Sampaoli dejó la concentración nacional y acompañó al grupo Farolitos, amigos de su ayudante Sebastián Beccacece, en un nueva muestra de apoyo a Callejeros.

"Libertad a Callejeros, la música no mata", rezaba la polera que el DT sostenía en una baranda, lejos de su rol comercial para un banco, en un papel en el que se le ve algo más apretado que en el que desempeña al borde de un campo donde, como él mismo dice, busca rebelarse ante la adversidad, a la usanza de Dean en su película más recordada.