"Apenas entramos al túnel presentí que iba a ocurrir una tragedia", recuerda Cristián Cornejo, el único ciclista chileno en la historia que ha obtenido dos medallas en mundiales de la especialidad, sobre los hechos del 30 de enero pasado. Ese día un conductor ebrio atropelló a 13 deportistas, dándole muerte a uno de ellos, su compañero y amigo Jonathan Lendway (18).
Menos de siete meses después, en agosto, Cornejo alcanzó presea de bronce en el Mundial Juvenil de Escocia, conquista que se sumó a un histórico tercer lugar en el Mundial 2012 de la categoría, en Nueva Zelandia. El joven de 18 años, que también participó el mes pasado en el Mundial de Italia, en Toscana, donde debió abandonar tras una caída, reconoce que el recuerdo de Lendway se convirtió en un aliciente para su carrera.
"No hay día en que no me acuerde de él y de los esfuerzos que hacía para estar al nivel de nosotros. Entrenaba incluso de noche en su casa para mejorar el equilibrio. Era como mi hermano, compartíamos habitación, nos aconsejaba. Fue un golpe muy fuerte y ha costado mucho superarlo", confesó el seleccionado juvenil.
El accidente en la ruta que une Coyhaique y Puerto Aysén afectó al mismo Cornejo. "Ese día el túnel estaba oscuro y se oía con fuerza el motor de un auto que venía directo a nosotros. Supimos de inmediato que iba a ocurrir algo", señaló.
El conductor Francisco Javier Cárdenas (25) fue condenado el jueves a seis años de presidio mayor por manejo en estado de ebriedad con resultado múltiple de muerte y se le inhabilitó para manejar vehículos de manera perpetua.
Oriundo de Molina, en la VII Región, Cornejo llegó hace dos años a Aysén, tras un ofrecimiento del técnico Arturo Corvalán, ex medallista panamericano que compitió en ocho Vueltas de Chile y a quien se le considera artífice del salto dado por Aysén en una disciplina en que además destaca José Luis Rodríguez. Ambos forman una dupla que los mantiene entre los mejores 10 del mundo en sus categorías.
La estadía en la Patagonia, además de significar una adaptación a las bajas temperaturas y frías ventiscas, le ha significado resignarse a la lejanía de su abuela y madre, con quienes vivía tras la separación de sus padres. "No veo a mis papás las veces que me gustaría, pero al menos me da fuerza cada vez que estoy con ellos (…). En agosto fue la última vez que estuve con mi madre y cada vez que viajo dentro del país trato de pasar a verla", afirmó.
"A veces los extraño, pero esto es lo que quiero y hay que hacer un sacrificio. Acá el frío y los terrenos te hacen más fuerte, porque hemos llegado a entrenar con 4° bajo cero", reconoció Cornejo en la pequeña casa que comparte con Corvalán en Coyhaique.
Hijo de un chofer de bus y de una cajera en una panadería, anhela en que sobre los pedales pueda contribuir a un mejor pasar para sus padres y sus tres hermanas.
Su rutina incluye dos a tres horas de entrenamiento diario por las mismas rutas de la Carretera Austral que le costaron la vida a Lendway. A esto se suma los estudios de tercero y cuarto medio que rinde ante la tutela de Corvalán.
Ambos destacan el aporte del Estado, a través del Instituto Nacional del Deporte y el Gobierno Regional, para que los ciclistas asistan a las competencias internacionales y renueven su equipamiento. No obstante, consideran indispensable la construcción de un velódromo: "Es imprescindible entrenar en ruta, pero con un velódromo no habrían 20 niños, sino unos 60 dedicados al ciclismo. No habrían dos campeones, sino que unos 5, 10 o 15", aseveró el entrenador curicano.
Sobre el futuro, el doble medallista mundial está en conversaciones con un técnico belga para una eventual partida al extranjero. "De resultar, podría partir el próximo año. Eso, siempre y cuando termine mis estudios de enseñanza media", aseveró el joven ciclista.