De paseo por Salta
Pasado colonial, museos imperdibles, entorno de cerros y riquísimas empanadas en la capital más visitada del norte argentino. <br>

Salta es un modelo a imitar. Al menos eso creen muchas secretarías de turismo de la Argentina. En los últimos años se ha posicionado tan bien dentro del mercado nacional e internacional que cuando el secretario de turismo terminó su mandato, lo contrataron de la vecina provincia de Tucumán, a ver si puede lograr ese efecto. Claro que no es todo obra del marketing y la promoción, el paisaje y su gente algo tendrán que ver.
La ciudad está a dos horas en avión de Buenos Aires, a un paso de San Pedro de Atacama en auto, a mil cien metros de altura y a un paso de las empanadas más ricas del país. Muchos pueden pensar en la capital como un lugar de paso antes del Tren a las Nubes o recorrer los Valles Calchaquíes y su Ruta del Vino. Pero lo cierto es que en Salta y los alrededores hay mucho para ver y hacer.
PERFUME DE AZAHAR
Se cree que su nombre deriva de Sagta, en aymara, "la muy hermosa". Y ni bien se llega al casco histórico y colonial, uno de los mejor conservados del país, ese nombre cobra sentido. Mucho más si el viaje es en primavera y los azahares de los naranjos de la plaza principal perfuman el aire norteño. La rodean varios imperdibles, desde la Catedral, con su altar espectacular, y el Cabildo hasta el Museo de Arqueología de Alta Montaña donde se pueden ver los famosos niños de Llullaillaco, tres cuerpos encontrados en 1999 en un santuario inca, en el volcán Llullaillaco (6.739 m) en plena Cordillera de los Andes. Los niños habrían sido ofrendados en sacrificio a las deidades de su cultura. Junto a ellos había un ajuar de más de 100 objetos, estatuillas de oro y plata que hoy se exhiben en forma interactiva. A partir de la muestra se conocen la historia, las vestimentas, la alimentación y los rituales de incas y su influencia en la región. También frente a la plaza, dos recomendados personales: las empanadas de El Farito. Están detrás de las de Tobías, que también son buenas. Pero El Farito es un clásico. Hay que atravesar un pasillo con poca luz hasta llegar a un diminuto local donde desde hace 40 años hornean empanadas de humita, pollo, queso y carne, cortada a cuchillo, claro. La segunda recomendación es un local de ropa de diseño de donde será difícil salir con las manos vacías. A propósito de empanadas, otras para tener en cuenta son las de La Criollita, el bolichito de Gloria Rodríguez, que fue Campeona de la Empanada hace algunos años. Cada día venden alrededor de mil y uno de los secretos está en los condimentos, según Gloria: ají, pimentón, comino y pimienta.
El centro de Salta es ideal para recorrerlo a pie, aunque los que tienen poco tiempo también pueden optar por el Bus Turístico, con 14 paradas en los principales atractivos. Las peatonales Florida y Alberdi son el centro comercial. En un extremo, el Cabildo es el edificio colonial más antiguo de la ciudad, una construcción sólida, de líneas simples y fachada original con dos pórticos superpuestos. No se pierda el "diablito" de la veleta de la torre. En el interior funciona el Museo Histórico del Norte, donde podrá ver una muestra de carruajes antiguos. Desde los balcones, excelente vista de la Plaza 9 de Julio. Antes o después del recorrido histórico vale hacer una parada en algún café de la esquina. El del antiguo Hotel Salta, con cómodas sillas afuera, para ver pasar la tarde, que por aquí da la impresión de correr más lento. Otro hotel con estilo es el Solar de la Plaza, frente a la Plaza Güemes, más tranquila y cerca de la zona de las peñas de la calle Balcarce, que termina en la estación del Tren a las Nubes. Si pasa por aquí, un cafecito en el Bar Los Tribunales, uno de los de antes, a un paso del Palacio Legislativo. Lo atiende su dueño, Carlos de Francesco, que tiene 78 años y llegó de Italia en los 50.
La Iglesia de San Francisco llama la atención por su color fucsia y amarillo. Y por la altura de su torre, claro, que tiene 53 metros y se ve desde todas las terrazas. La construcción comenzó en 1625, pero la mayor parte de lo que se ve es del siglo XVIII. Muy cerca, en El Salteñito deliciosas colaciones, alfajores, gaznates, turrón y nueces confitadas.
En la capital salteña hay por lo menos seis museos interesantes. Se destaca el Museo de Bellas Artes de Salta, que hace poco fue reinaugurado en la Casona Usandivaras (Belgrano esquina Sarmiento), convirtiéndose en el nuevo gran museo de la ciudad. La casona, construida a principios del siglo, atesora colecciones de arte barroco americano cusqueño y potosino del siglo XVIII; arte de temática religioso, histórica y retratos del siglo XIX; obras de Joaquín de Sorolla, Juan Laporte, Eduardo Schiaffino, Benito Quinquela Martín, entre otros. También podrá ver las obras de reconocidos artistas salteños.
¿La mejor vista de la ciudad?
Desde lo alto del cerro San Bernardo, a 1.458 metros de altura. Suba por el teleférico que parte desde San Martín esquina Hipólito Irigoyen. En la cumbre se puede hacer una parada reparadora en la confitería. Hay vendedores de souvenirs. Es un buen lugar para reconocer las construcciones emblemáticas de la ciudad y disfrutar de la brisa de altura. Bajar a pie es una buena idea.
La noche en Salta dura mucho más que la energía del viajero medio. Hay restaurantes y discotecas, cines, teatros y una interesante cartelera de espectáculos. Ni bien llegan, los turistas quieren saber sobre las peñas, esas rondas de folclore. A lo largo de la calle Balcarce se concentra la mayoría. Los que prefieren circuitos alternativos, en La Casona del Molino (Luis Burela 1) encontrarán espontaneidad y si se animan, podrán pedir una guitarra y ponerse a cantar. Ya lo verá, a Salta hay que darle un día más. Se lo merece por linda.
GUIA
Como llegar
Desde Santiago, hay vuelos a Salta con un valor desde los US$ 350. Por tierra se puede acceder por los pasos Sico y Huayquitina, a los que se puede acceder desde San Pedro de Atacama, en un trayecto que comprende unos 500 km. Otro paso fronterizo es el de Socompa, que une a Salta con Antofagasta.
Alojamiento
Solar de la Plaza. En una histórica casona de estilo neocolonial, muy bien ubicado y con un desayuno tan rico que dan ganas de levantarse temprano. Desde 104 dólares la doble. Tiene estacionamiento, piscina, Health Club y restaurante.
www.solardelaplaza.com.ar
Compras
Mercado Artesanal.
San Martín 2555, de lunes a lunes, de 9 a 21. El lugar indicado para conseguir productos regionales, desde tejidos de llama y oveja hasta cestería, platería e instrumentos musicales.
Se puede regatear pero poco.
ALREDEDORES NATURALES
Si tiene más tiempo en la ciudad, no deje de visitar estos tres destinosimperdibles: b San Lorenzo: villa veraniega a diez kilómetros. Casonas antiguas, vegetación exuberante, propuestas de aventura y un convento de monjas dominicanas que venden bombones de dulce de leche y nuez y delicados rosarios de pétalos de rosa. b Cabra Corral: A 70 km de la ciudad camino a los Valles Calchaquíes, es un gran espejo de agua rodeado de cerros. Sus aguas se utilizan para regar más de cien mil hectáreas de tierras fértiles en la provincia, y también para practicar deportes náuticos: navegación a vela, esquí acuático, kayak, circuitos en motos de agua, toboganes acuáticos, paseos en catamarán y pesca embarcada. b Cerrillos. Camino a Cafayate, es una de las localidades del Valle de Lerma. Un pueblo de casas bajas, con plaza llena de sombra y una iglesia blanca, construida en 1820. Durante el año, es un lugar tranquilo, pero en época de Carnaval abre 24 horas. Uno de los más famosos de la provincia. Más información www.turismosalta.gov.ar
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