Nueva York derrocha estilo, Londres es el epicentro de la moda alternativa y algunas ciudades europeas -Berlín, sobre todo- congregan a los jóvenes diseñadores que están en alza. Pero Milán siempre será Milán. La segunda ciudad más poblada de Italia es una suerte de meca para los fanáticos de la moda, al menos de su vertiente más fashion, usable y trendy. A tal punto que, según se rumorea, es una de las urbes en el mundo donde hay más personal shoppers.
Jodie Hall, una de las editoras de WGSN (la consultora internacional más importante en moda), tiene siempre un asiento reservado en los fashion week de toda Europa. Por eso, puede dar fe del inconfundible sello que impone Milán. "Es la ciudad que le enseña al resto del mundo cómo hacer bien las cosas.
Es aquí donde las propuestas clave de cada temporada se manifiestan de una manera tan usable como aspiracional", opina. "Italia destaca por su capacidad para pulir y sacarles punta a las tendencias. Su propuesta tiene una orientación comercial clara, porque sus diseñadores entienden que, finalmente, la moda es un mercado y que todo el glamour gira en torno a vender. En esto no se puede discutir la fuerza que tienen Prada, Gucci, Versace y Dolce & Gabbana. Además, Milán es el mejor lugar del mundo cuando se habla de accesorios, con nombres como Sergio Rossi, Furla, Cesare Paccioti".
Una opinión similar tiene Annalisa Cima, italiana que dirige en Chile la tienda Via Condotti, en Alonso de Córdova. "La moda italiana no es extravagante como la de Londres, sino que se basa en la calidad. Las líneas pueden ser sencillas; lo importante es que se luzcan el corte, el detalle, la tela. No es rebuscada y por lo tanto es fácil de llevar", acota. Y revela el gran secreto de la buena fama que tienen los accesorios made in Italy: "El país se destaca por tener muy buenas curtiembres, sin importar de dónde venga el animal. El tratamiento que le dan a esta materia prima es tan fino y sofisticado que el cuero al final ni siquiera huele a cuero".
QUADRILATERO DELLA MODA
Apenas se bajan del avión y dejan sus maletas -muy grandes, obviamente- en el hotel, hombres y mujeres fashionistas acostumbran partir raudos al famoso Quadrilatero della Moda, al norte de la catedral. Enmarcado por las calles Via Montenapoleone, Via della Spiga, Via Manzoni y Via Sant'Andrea, es el sector que agrupa las tiendas más top. Y caminan bajo la cúpula de cristal de la Galleria Vittorio Emanuelle II, cuyas dos calles en cruz albergan tiendas y restaurantes que exigen presupuestos abultados. Se dice que no hay que irse de esta galería, que de noche se ilumina hermosamente, sin pisar alguna parte del toro de mosaico que está en el suelo, porque trae buena suerte.
En estos lugares de la ciudad es posible enterarse de lo último que lanzaron algunos de los diseñadores más top del mundo y cruzarse en las veredas con las modelos, estilistas, peluqueros, y hasta las chicas 'it' -esas que se sientan en las apetecidas primeras filas de los desfiles- del momento.
Es cierto: la mayoría de las grandes marcas tienen puntos de venta en las principales ciudades del planeta. Sin ir más lejos, en Santiago están Salvatore Ferragamo y Emporio Armani en Alonso de Córdova, mientras varias boutiques ofrecen lujo italiano: Montemarano tiene a Prada; la tienda Souk a Versace, Sarika Rodrik a Valentino, Via Condotti a Iceberg, por nombrar sólo algunas de sus marcas. Sin embargo, es en Milán donde estas casas de moda tienen su matriz, su tienda más grande, su espacio de exhibición más importante. Y el interiorismo de los locales da cuenta de ello, por lo que vale la pena conocerlos.
Un buen ejemplo es la cuadra completa que ocupa Armani con su concept store, en Via Manzoni 31. Construido en un elegante palacio de 1937, este espacio ofrece tres pisos en los que se puede comprar ropa, objetos de diseño, flores o libros, además de descansar en una cafetería o comer en el premiado restaurante Nobu, creado por Armani, Robert De Niro y el chef Nobuyuki Matsuhisa. Aquí se pueden degustar platos de raíz japonesa con influencias sudamericanas y californianas que vuelven loco al mismo Armani, a quien a veces se puede ver cenando en una de sus mesas de madera oscura.
El Spazio Just Cavalli, en la Via della Spiga, es otro destino imperdible. Se trata de una boutique-restaurante de 500 metros cuadrados, donde se expresa sin límites el usual exceso bien calculado que caracteriza la estética de Roberto Cavalli. Hay un ascensor de espejos, acuarios en las paredes, un jardín tropical, una enorme escalera de caracol y suelos plateados, para los que se utilizaron 45 kilos de polvo de cristal. No en vano el lugar ha sido fotografiado por las más importantes revistas de decoración del mundo.
Pero no todo está en las tiendas. Las calles mismas de Milán son a veces un verdadero desfile, con hombres y mujeres de regias tenidas y estampa ídem paseándose por todas las esquinas. Especialmente si se hace coincidir el viaje con la Semana de la Moda (la próxima, Millano Donna Spring/Summer 2011, va del 22 al 29 de septiembre). Entrar a los desfiles es difícil, ya que se asiste por invitación, pero la gente que se congrega puertas afuera da para entretenerse mirando -o haciendo de sartorialist- por horas. Tanto así, que el canal Fashion TV suele hacer programas especiales sólo con lo que ocurre en las calles, en el circuito off.
¿Por qué será que los italianos tienen ese estilo tan característico, que combina tan sabiamente la moda con lo clásico, lo de siempre con lo actual? ¿Por qué será, además, que en las calles de Milán se puede ver tanto hombre y mujer de tan elegante -y envidiable- estampa? ¿Tendrán grabada la distinción a fuego en sus genes?
Analissa Cima vivió en Milán durante 18 años y hoy viaja a esa ciudad dos veces al año a comprar ropa para su boutique. Con el conocimiento de causa que esto le da, esboza una teoría: "Los italianos manejamos mucha información estética y así ha sido durante siglos. No es algo que se enseñe, está en nuestra historia desde el Renacimiento. Sabemos combinar, pero sobre todo entendemos que vestirse bien no es sinónimo de gastar dinero". Aunque a veces, claro, hay que invertir.
Tiendas top:
Via Montenapoleone, Via della Spiga (peatonal), Via Manzoni y Via Sant'Andrea. Galleria Vittorio Emanuelle II.
Retail masivo:
Corso Buenos Aires, Corso Venezia, Corso Vittorio Emanuelle.
Mercadillos:
Via Zivetti, miércoles A.M. Fiera di Senigallia: sábados, 8.30 a 17 hrs.