La localidad de Debaltseve, es el centro del conflicto entre el Gobierno de Ucrania y los separatistas, ya que es un estratégico cruce de caminos que los prorrusos consideran crucial para la viabilidad de sus repúblicas separatistas.
Situada a medio camino entre las ciudades de Donetsk y Lugansk, los mayores bastiones insurgentes, Debaltseve es un nudo de comunicaciones, que llevan por carretera y por tren a Moscú, principal aliado de los rebeldes.
Según diversas fuentes, entre 6.000 y 10.000 soldados ucranianos se encontrarían en la ciudad y sus alrededores hostigados por otros tantos milicianos prorrusos armados hasta los dientes.
Los líderes rebeldes aseguran desde hace días que sus tropas tienen cercados a los destacamentos gubernamentales tras cortar la carretera que une Debaltseve con Artiómovsk, en principio la única vía de entrada de alimentos y pertrechos a la ciudad.
En cambio, Kiev niega rotundamente que sus soldados se encuentren en una situación desesperada y, de hecho, el Estado Mayor informó hoy en un comunicado de que han recibido una nueva partida de alimentos y refuerzos para defender la plaza.
Los separatistas se muestran dispuestos a tender un corredor humanitario para permitir la salida de sus enemigos, pero ponen como condición que depongan las armas, lo que incluye el armamento pesado con el que los ucranianos atacaron las posiciones rebeldes.
Nada más firmarse el pasado 13 de febrero los acuerdos de Minsk, el presidente ruso, Vladímir Putin, ya advirtió que la principal amenaza al alto el fuego era precisamente la situación en Debaltseve, situada en la región de Donetsk.
Putin dio a entender que las tropas ucranianas están rodeadas por los rebeldes y recordó que cuando unas tropas están sitiadas tratan de romper el cerco, lo que puede ser causa de la reanudación de los combates a gran escala.
Los rebeldes mantienen que esa ciudad forma parte de su territorio, mientras Kiev considera que, en virtud de los acuerdos de Minsk de septiembre de 2014, Debaltseve debe permanecer bajo control gubernamental.
La toma de Debaltseve permitiría a los rebeldes controlar la frontera administrativa de la región de Donetsk, limítrofe con la también rebelde de Lugansk.
Aunque muchas minas han sido inutilizadas por los bombardeos, el carbón es el principal activo de la autoproclamada república popular de Donetsk y el centro de comunicaciones de Debaltseve sería crucial para su transporte.
Una vez reanudados los combates, los rebeldes marcaron Debaltseve y, en menor medida, el puerto de Mariúpol, como objetivos cruciales para garantizar la viabilidad de sus repúblicas como entes autónomos o independientes.
Es por eso que el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, considera Debaltseve una línea roja que no se puede cruzar y ha ordenado a sus generales que, en ningún caso, cedan las posiciones.