Durante el primer break del debate presidencial, y mientras los candidatos aprovechaban de retocarse el maquillaje y analizar con asesores sus respectivas puestas en escena, el moderador del foro, Iván Valenzuela, aconsejó a los panelistas (con micrófono abierto, sin darse cuenta) acelerar las contrapreguntas para dar "más agilidad" a la transmisión.

Y la sugerencia del periodista surtió efecto, porque fue justamente después de la pausa cuando se intensificaron las interpelaciones entre los postulantes. Marco Enríquez-Ominami y José Antonio Kast fueron los encargados de subir el tono del debate. El diputado ex UDI encaró sucesivamente a Beatriz Sánchez, Alejandro Navarro, Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, a quien le recordó su rol en una publicidad a favor de las isapres. "Ha hablado tanta incoherencia, que es mejor pasarlo por alto", espetó el aludido, en uno de los momentos más álgidos del foro. Piñera en tanto, durante el segundo break del debate, le hizo ver al diputado que se había equivocado al decir que no había condenados en el caso quemados. Pero Kast mantuvo su postura.

Al finalizar el debate, antes de las reacciones oficiales de los candidatos, hubo un momento para la distensión. Guillier y Piñera conversaron antes de la foto oficial. Luego, el senador y Sánchez se fundieron en un cariñoso abrazo. Él diría después que se sentía "orgulloso" de su amiga, mientras el ex presidente la piropeó diciéndole que se veía "más joven". Eduardo Artés, en cambio, se fue sin despedirse de Kast, a quien le había negado el saludo al llegar al debate, acusándolo de "fascista".

Mientras, en las tribunas, el senador UDI Hernán Larraín aseguraba no sentirse aludido con los dardos de ME-O, quien lo acusó tácitamente de haber negado la existencia de detenidos desaparecidos. En el entorno de los candidatos comenzaban los primeros análisis tras un foro que marcó 2,3 puntos de rating en la transmisión televisiva realizada por UCV.

A esas alturas, Soledad Alvear celebraba que su candidata, Carolina Goic, no haya sido emplazada por ningún candidato. Miembros del comando de Piñera, en tanto, estaban satisfechos con su performance y reconocían que Kast había tenido un buen desempeño en su lógica de "polemista", aunque con un discurso de nicho. Respecto a Guillier, en tanto, observaron que se vio seguro y que fue capaz de instalar ideas, en un análisis coincidente con el que hicieron en el propio comando del senador.