Mañana, Paulo Garcés vivirá por primera vez en su carrera la tensión de un Superclásico. Tiene 32 años y ha jugado en los tres equipos más importantes del país, sin embargo, será su debut en el partido que todos quieren jugar.
Será justo cuando su nombre está en el ojo de las críticas. Sus buenas actuaciones en algunos momentos se han visto opacadas por sus fallos, tan infantiles como frecuentes, que han terminado costándole puntos y partidos a sus equipos. El último antecedente, sin ir más lejos, le arrebató la punta del Clausura al Cacique la semana pasada en Iquique.
Quienes lo conocen y han trabajado con él no dudan en destacar sus cualidades bajo los tres palos. No obstante, ninguno elude que algo pasa con la carrera de Garcés, quien, en sus 15 años ligado al profesionalismo, salvo en Puerto Montt (2004 y 2007), O'Higgins (2012-2013) y una temporada en la UC (2009-2010), no ha logrado consolidarse como titular indiscutido.
"En O'Higgins lo llevaron para jugar y rindió. En los otros equipos siempre ha tenido que competir con grandes arqueros, pero siempre ha peleado el puesto", dice José Ovalle, preparador de arqueros de la Selección y que conoce al Halcón desde 2010, cuando coincidieron en la UC.
"Sus problemas no son técnicos en relación a su puesto, sino que tienen que ver más con su personalidad. Tiene demasiada", acota Alfonso Garcés, jefe de captación de los cruzados, quien asegura que la personalidad del arquero ha sido la misma desde que era un niño. "El problema es su ansiedad. Eso le juega en contra en la toma de decisiones. Su debilidad está en la personalidad, definitivamente", complementa Ovalle.
"Comete errores en momentos puntuales. Es un gran arquero, pero quiere demostrar mucho y eso lo lleva a equivocarse. Se expone demasiado por jugar al límite. Hay que bajarle la ansiedad y el temperamento", dice, por su parte, Daniel Morón, arquero campeón de América con los albos en 1991.
Los números no mienten. El historial de Garcés es pobre desde la estadística: ha disputado sólo 170 partidos de Primera desde 2002. No ha tenido consistencia y hasta la suerte le ha jugado contra. Cuando agarró la camiseta de titular en Colo Colo (con fea queja de Justo Villar, por cierto), a comienzos del segundo semestre de 2015, sufrió una grave lesión en el hombro izquierdo que lo tuvo casi seis meses fuera de las canchas. Incluso ahí, los expertos dicen que queda demostrado el gran problema del arquero: "Es demasiado estresado para jugar. Cuando se lesionó fue por una torpeza. Salió de una manera que no tenía que hacerlo y terminó mucho tiempo fuera del equipo", expresa Morón.
"Es muy rápido, ágil y sus reflejos son buenísimos", destaca Ovalle. "Un aporte al camarín. De buenas reacciones y buen juego aéreo. Completo en todo el sentido de la palabra", acota Braulio Leal, capitán del O'Higgins campeón 2013, donde Garcés, como casi nunca en su carrera, jugó de principio a fin. "Ahí tenía la confianza de todos y eso se notó", agrega el mediocampista.
Garcés está a las puertas de un desafío mayor. "Es una gran chance para borrar los cuestionamientos. Debe mantener la calma. En Colo Colo la única prueba para un arquero es la regularidad. Condiciones tiene", cierra Morón.
Los problemas del arquero están en su cabeza y no en las manos. Mañana, otra vez, todos los ojos estarán sobre él.