El Pesidente de EEUU, Barack Obama, y su rival republicano Mitt Romney se enfrentarán hoy en su primer debate presidencial, una tradición tan capaz de propulsar las campañas como de hundirlas por un solo desliz bajo los focos.
A lo largo de la historia, los debates presidenciales han resultado decisivos para terminar de perfilar en la mente del votante el verdadero carácter de un candidato al que normalmente ven parapetado detrás de un discurso que otros han redactado.
La espontaneidad a la que obliga el debate ha deparado momentos de esplendor a los candidatos, pero también ha magnificado sus puntos flacos hasta convertirlos en momentos clave en su carrera.
Julian Zelizer, profesor de Políticas en la Universidad de Princeton, cree que que el impacto real de los debates se exagera, y que son "muy pocos los que marcan una diferencia enorme en la dinámica de campaña, salvando excepciones en las que la carrera estaba muy ajustada, como en 1960 o 2000".
En 1960, un versátil Kennedy opacó a un inexperto Nixon ante las cámaras y salió del debate con cuatro puntos de ventaja. En 2000, Al Gore adelantaba a George W. Bush en las encuestas por ocho puntos, pero perdió terreno por el tercer debate.
Para otros como Steve Schmidt, ex asesor del candidato presidencial republicano John McCain, los debates son "lo que verdaderamente determina una campaña presidencial entre los votantes indecisos".
Incluso hoy en día, cuando se diseñan en constante negociación con las campañas y se encorsetan en un rígido formato, los debates siguen deparando sorpresas, con la única diferencia de que cualquier mínimo error está abocado a ser reproducido en YouTube, día y noche, hasta el mismo día de las elecciones.
Otra arista, según el diario británico The Guardian, es que se ha convertido en lugar común el que, por encima de los debates, los comandos de Romney y Obama en un esfuerzo por reducir las expectativas hablan de su oponente. Los partidarios de Romney destacan la oratoria de Obama, mientras que la campaña del Presidente ha dicho que el republicano tuvo una gran cantidad de práctica en los debates durante su proceso de nominación.