Sebastián Abreu desató la locura en la Décima Región. Su estreno con la camiseta de Puerto Montt, la número 25 de su carrera, movilizó a miles de simpatizantes que no querían dejar de ver al mundialista uruguayo frente a Deportes Temuco, por la Copa Chile. Al final, poco importó la igualdad sin goles.
A primera hora la ciudad comenzó a sufrir una verdadera revolución. Los automóviles colapsaron las rutas de acceso al estadio Regional Chinquihue, que agotó las cinco mil localidades que se pusieron a la venta. La canciones típicas del club se escuchaban en el centro, y no había nadie que no luciera con orgullo la camiseta salmonera.
El Loco Abreu vivía su fiesta aparte. No estaba sólo. Este viernes, su familia arribó a Chile para acompañarlo. Su señora y sus hijos le entregaron el último aliento en, quizás, su última expedición en el fútbol. Incluso, sus retoños ingresaron de la mano con el delantero a la cancha.
Los dirigentes del cuadro local también se encargaron de arengarlo. Lo quieren hacer sentir en casa, más aún cuando el futbolista ha promocionado a un equipo que ha vuelto a tener protagonismo en el medio local. En todos los afiches que invitaban al duelo el uruguayo posaba, sin ningún tipo de problemas. Ante ese escenario, los dirigentes, pocas horas antes del encuentro ante el Pije, le enviaron mensajes por WhatsApp para agradecerle el haber aceptado el desafío de sumarse a la escuadra de la Primera B.
En conversación con La Tercera, Hardy Knittel, director de Puerto Montt, relata el ambiente que se vivió en la Décima Región: "Fue todo una fiesta. Vino gente de muchas partes, incluyendo a personalidades de la política. La ciudad está cumpliendo un sueño, más allá del resultado. Imagínate que vinieron casi seis mil personas al encuentro, siendo que la temporada pasada venían dos mil. Estoy muy contento por todo lo que ha generado Abreu que, sin duda, tiene revolucionada a la ciudad".
Ni siquiera la lluvia, ni los granizos que cayeron una hora antes del encuentro, fueron motivo para pensar en suspender la fiesta: "Hace un frío terrible en este momento, hubo una granizada enorme antes del partido, pero acá la gente es aguerrida. Estamos todos gozando", agrega.
Abreu, ya en la cancha, mostró su personalidad. Presionaba la salida visitante, como si fuese un joven de 20. Sus 40 años nunca se notaron. Peleó cada balón, ganó la mayoría de sus duelos con la cabeza y ordenó a sus compañeros en más de una oportunidad. Sin embargo, su aporte no fue gravitante en el marcador. A los 80' tuvo su oportunidad más clara: una volea se fue desviada por sobre el travesaño: "Hablé con él antes del partido y estaba un poco ansioso, pero obviamente que tranquilo por toda la experiencia que tiene", cierra Knittel.
Abreu debuta con la camiseta de Puerto Montt. La ciudad celebra la presencia de un histórico que volvió a unir la ciudad.