A propósito de las declaraciones de la ministra de Salud del sábado 31 de mayo, queremos realizar algunas reflexiones. El 2011, en Chile hubo 111 mil sentencias para fijar judicialmente pensiones alimenticias, de las cuales en 68 mil casos se incumplieron, porque justamente esos padres consideran que el embarazo es una tarea en la que deben sólo "apechugar" las mujeres.
Lamentablemente la ministra avala indirectamente este machismo que sólo se puede condenar. Por otro lado, nos sorprende que se descalifique la participación de "curas" en el debate acerca de la despenalización, en determinadas situaciones, de la interrupción voluntaria de embarazos viables. Nos sorprende y molesta, porque fueron justamente "curas" y representantes de otras iglesias, como Raúl Silva Henríquez, Helmut Frenz y Angel Kreiman, quienes, en la esfera pública, protestaron en contra de políticas estatales que violaban sistemáticamente los derechos humanos. ¿Debemos entender que antes podían hablar en la esfera pública y ahora no? ¿Porque son religiosos y hombres?
Por último, la ministra declara que un Estado no puede "imponer" valores densos y penetrantes, ideológicos o religiosos. Por lo mismo, no entendemos cómo la propia ministra, a reglón seguido, declare que los médicos, de los servicios públicos, no pueden argüir la objeción de conciencia, a pesar que ellos puedan tener la legítima creencia, con fundamentos laicos o religiosos, que la interrupción voluntaria de un embarazo viable es "matar" a una vida humana que el Estado tiene el deber de proteger. El día anterior a la entrevista, la ministra había pedido un debate serio sobre el tema. La entrevista no se condice con ello.