El genial físico, matemático y astrónomo italiano Galileo Galilei, considerado en sus tiempos un hereje, seguro no imaginó cuando vivía que partes de su cuerpo serían reverenciadas como reliquias y que algún día terminarían en un museo.

Ahora, el Museo de Historia de la Ciencia de Florencia afirma haber encontrado dos de sus dedos y un diente. La próxima primavera (boreal), estas reliquias no santas serán expuestas por primera vez con motivo del cambio de nombre del centro a "Museo Galileo".

"Obtuvimos los dedos y el diente de un coleccionista", cuenta Paolo Galluzzi, director del "Museo della Storia della Scienza", a dpa sobre su hallazgo. "Éste compró en una subasta un busto de Galileo con una caja de madera con la inscripción 'reliquias del siglo XVII' y sospechó cuando vio el contenido". Dado que el coleccionista quiere permanecer anónimo, el museo no puede dar a conocer más detalles. Sin embargo, Galuzzi no tiene dudas de que estas macabras partes de un cuerpo pertenecen al astrónomo.

Galileo, perseguido por la teoría heliocéntrica, fue enterrado a su muerte, en 1642, sin honores debajo del campanario de la iglesia fiorentina Santa Croce. En el festivo traslado de su cadáver dentro de la misma basílica en 1737 le fueron extirpados tres dedos, un diente y una vértebra. Mientras que dos de estas "reliquias laicas" - el dedo medio y la vértebra- se encuentran hace décadas en Florencia y Padua, el resto de las reliquias estaban desaparecidas desde 1905.

"Contábamos con una descripción detallada de la persona que vio por última vez los restos de Galileo a principios del siglo pasado", cuenta el jefe del museo. Y el "frasco de mermelada" aparecido ahora coincidió exactamente con la descripción de 1905.

El museo fiorentino planea exponer estas reliquias halladas recientemente en marzo de 2010, pero recién después de abrir el frasco y "restaurar" las piezas. "La gente veía a Galileo en cierta forma como un santo terrenal", explica el director del museo. "Fue un héroe y un mártir en el altar de la libertad de espíritu y la investigación", por eso le fueron quitados los dedos con los que escribía. "Lo mismo se hacía con los santos de la Igleisa", agrega.

En 1642, Galileo se encontraba bajo arresto domiciliario en su propiedad en Arcetri, cerca de Florencia, obligado a abjurar de sus teorías para escapar a la Inquisición. Recién en el siglo XX su imagen fue rehabilitada con el Segundo Concilio Vaticano. Más tarde Juan Pablo II creó una comisión para analizar el caso Galileo. La investigación terminó en 1992 con un "mea culpa" público del Papa: la Iglesia se había equivocado.