La defensa de Anders Behring Breivik, autor confeso del ataque a la isla de Utoya donde murieron 77 personas, pidió en la jornada final del juicio por los atentados, que se condene al ultraderechista a la pena de cárcel "más leve posible".

El abogado Geir Lippestad rechazó la petición de la Fiscalía de que Breivik sea ingresado en un psiquiátrico, porque éste no actuó en estado psicótico y es penalmente responsable según las leyes noruegas, por lo que debería recibir una pena de cárcel.

En ese caso debería dictarse una pena con límite de tiempo, menos severa que la custodia -figura del derecho noruego que puede equivaler a cadena perpetua-, pues los atentados fueron "un hecho violento aislado" y Breivik ha dicho que se dedicará a escribir.

Lippestad aclaró que a modo de formalidad se pide inicialmente la absolución para Breivik, ya que éste apela a que actuó en estado de "necesidad" en defensa de la supervivencia del pueblo noruego, amenazada por la "invasión islámica". Pero la defensa da por supuesto que no va a ser absuelto, de ahí que centrase su intervención en intentar demostrar que éste es responsable penal de los actos y que debe ser condenado a prisión.

Apoyándose en el segundo de los estudios mentales a que ha sido sometido el acusado, Lippestad se esforzó en resaltar la importancia de encuadrar los hechos y a Breivik en un contexto de ultraderecha, algo que los expertos que redactaron el primer informe obviaron. En ese contexto, el abogado intentó desacreditar los puntos que según esos psiquiatras constituyen la base de la supuesta paranoia de Breivik.

De esta forma, el abogado rechazó hablar de "glorificación de la violencia" en alguien que ni antes ni después del 22 de julio ha protagonizado episodios de ese tipo, y aunque éstos fueron "un infierno de violencia", su motivación y los objetivos se corresponden con sus ideas "extremas".

Lippestad apeló también al "sentido común de justicia" que dicta que alguien "debe ser tan psicótico que todos puedan verlo".