Las camas hospitalarias disminuyeron en 1.632 unidades durante la última década en el país, según cifras del Ministerio de Salud (Minsal), lo que evidencia que de los 27.623 cupos de internación que había en 2006 se pasó a 25.991 en el reciente 2016.
Se trata de un déficit que alcanzó su momento más crítico en 2010, tras el terremoto del 27 de febrero. Ese año, las camas disponibles para hospitalizar a pacientes cayeron a 25.081, es decir 1.660 menos que las registradas en 2009. Desde ese momento, pese a que se ha logrado incrementar en casi mil plazas, la disponibilidad ha mantenido una tendencia de alrededor de 25 mil cupos. (ver infografía).
Para los especialistas en economía de la salud, al sismo de 2010 se añaden otros cuatro factores que han impedido restablecer las plazas de la década pasada y revertir el déficit.
Los primeros, consignados como los de mayor incidencia, responden a la falta de infraestructura hospitalaria y al déficit de profesionales de la salud. Al respecto, Luis Castillo, ex subsecretario de Redes Asistenciales, dice que "la apertura de camas tiene dos limitantes, la construcción de nuevos establecimientos y la incorporación de profesionales, ya que si no se integran más recursos humanos a la red, no tenemos posibilidad de soportar el aumento de camas".
Castillo añade que Chile necesita tener al menos 28 mil camas, lo que se traduce en unos 10 mil funcionarios adicionales, de los cuales dos mil corresponden a médicos. "Las universidades están produciendo profesionales, pero se requiere un plan concreto y transparente, porque necesitamos insertarlos en las regiones y descentralizar la red", señala.
Para abordar la falta de profesionales, el gobierno se comprometió a formar a cuatro mil médicos, especialistas y odontólogos. En cuanto a la infraestructura, se programó dejar 20 hospitales construidos, otros 20 en obras y 20 más en diseño, compromiso que hace dudar a los expertos.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, dice que el actual gobierno "partió con un plan de impulsar 60 hospitales, para lo cual se estableció un monto de inversión, pero no fueron capaz de llevarlo adelante, porque no existía la habilidad técnica, por deficiencias propias y porque se demostró que no fueron capaces de ejecutar los recursos, no por falta de presupuesto".
De acuerdo a Matías Goyenechea, de la Fundación Creando Salud, "los hospitales nuevos están siendo construidos con menor capacidad de la anunciada inicialmente, lo que también incidirá en la capacidad pública. Y aunque existe una mayor inversión en el área, esta no es suficiente para paliar las carencias".
Rony Lenz, académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, explica que "antes de 2010 había una falta de camas, pero el terremoto agravó la situación, por lo que el plan de inversiones buscaba paliar esto y tratar de llevarnos a la norma internacional, pero lamentablemente no pudo implementarse". Agrega que los países de la Ocde disponen de 4,8 camas por cada mil habitantes, mientras que Chile cuenta con sólo 2,2.
Lenz, además, señala que "en países desarrollados las cirugías se hacen de manera ambulatoria y, por lo tanto, la hospitalización no es en establecimientos hospitalarios, sino en los domicilios de los pacientes, pero Chile está muy atrasado en este tema y es muy demandante de camas".
Otros factores
También existirían otros dos motivos tras este problema: la obsolescencia de camas sin un plan de reemplazo y el cambio en el perfil epidemiológico de los chilenos.
Sobre el primero, Sánchez indica que "las camas van sufriendo obsolescencia, al punto que aparecen muchas imposibles de utilizar en la red", por lo que "se necesita tener un plan lo suficientemente agresivo y sistemático que permita, al menos, reemplazar las que progresivamente van quedando inutilizables".
Al respecto, la ministra de Salud, Carmen Castillo, sostiene que "los hospitales que estamos construyendo van a significar intervenir más de 11 mil camas, de las cuales más de tres mil son nuevas y más de ocho mil tendrán una actualización tecnológica".
Los expertos apuntan al cambio demográfico que atraviesa el país como otro factor que ha impedido revertir la escasez, con un alza en las enfermedades no transmisibles, lo que significa mayor frecuencia de patologías crónicas y hospitalizaciones más largas. "La realidad epidemiológica ha cambiado, todos los hospitales grandes se han convertido en recintos agudos. Son enfermos que entran mayoritariamente por el servicio de urgencia o a someterse a procedimientos más complejos", señala Luis Castillo.
Para abordar esto, la Subsecretaría de Redes Asistenciales desde 2014 desarrolla "un cambio en la distribución de las camas, incrementando su complejidad. Es decir, existe un aumento en las camas críticas y medias, y una disminución de las básicas", lo que va en línea "con el cambio del perfil epidemiológico y demográfico, manifestado por un aumento de la población adulta y adulta mayor, con incremento en la prevalencia de enfermedades crónicas", indican desde la entidad.
Los académicos, además, cuestionan la compra de camas a privados que hacen los hospitales -cuando se agotan los cupos-, pues se trata de montos que podrían utilizarse en la compra y habilitación de nuevas plazas en lugar de pagar por su arriendo. "Se podrían hacer más ahorros considerando el gasto que tiene el sector público en compras al privado, que llega a cerca de US$ 1.500 millones al año. Hay espacio para mejorar y sin necesidad de recurrir al sector privado", dice Goyenechea.
Para Sánchez, "el problema se está paliando por la vía de compra al sector privado, lo que se ha incrementado en los últimos años".