El ministro del Interior del Perú, Octavio Salazar, defendió hoy la versión sobre la supuesta existencia de una banda dedicada a matar personas para extraerles la grasa, después de que diversos sectores dudaran de la verosimilitud de la historia.
"Respeto mucho las opiniones, pero esto es una realidad. Esta (la operación contra la supuesta banda) es una actividad que se ha hecho con la Fiscalía. Las personas que han sido detenidas es porque tienen alguna responsabilidad", dijo Salazar, general de la Policía en retiro.
"Esta es una investigación seria, que parece increíble pero es verdad. Nosotros jamás nos vamos a prestar a ese tipo de cosas de convertir las leyendas en realidad", añadió.
La Policía estremeció el jueves al Perú al anunciar la captura de cuatro presuntos miembros de "Los Pishtacos", supuesta banda formada por campesinos del departamento de Huánuco que mataba personas para vender su grasa a fábricas internacionales de productos de belleza.
Uno de los detenidos, Serapio Veramendi, confesó el modus operandi en palabras difundidas por la Policía: "Utilizábamos una 'wincha' (una herramienta mecánica) para cercenarles la cabeza. Colgábamos con ganchos los cuerpos descuartizados, luego encendíamos seis u ocho velas debajo y esperábamos dos o tres días a que gotee la grasa en un recipiente".
Según Veramendi, la banda tenía en stock 17 litros de grasa humana, que pensaba vender a 15.000 dólares cada uno.
El descubrimiento de la supuesta banda, de acuerdo con la versión policial, se derivó de una operación de rutina en los ómnibus que llegan a Lima desde el interior del país, cuando se encontraron envases con supuesta grasa humana. Las pesquisas llevaron hasta 11 campesinos de Huánuco, de los que siete se mantienen prófugos.
La versión, ligada al mito del "pishtaco", diablo mitalógico que según campesinos de la zona se dedica a matar personas para quitarles la grasa, ha sido puesta en duda por entendidos, entre otras cosas por ser muy poco probable que hubiese compradores.
El decano del Colegio Médico del Perú, Julio Castro Gómez, dijo que en las clínicas estéticas se bota gran cantidad de grasa porque nadie la quiere, de forma que no se explica por qué alguien quisiera pagar 15.000 dólares por un litro. Además, aunque admitió que se puede extraer grasa humana artesanalmente, el experto explicó que se llenaría de impurezas y se tornaría inservible.
Para comentaristas, es probable que el testimonio de Veramendi esté distorsionado por un problema de mitomanía. Aún es confuso si a los campesinos les fue efectivamente decomisada grasa humana.
La Policía, empero, dice tener razones para creer. "Evidentemente no se puede confiar en un criminal, pero hemos encontrado pruebas suficientes como para estar casi cien por ciento seguros de que estamos ante un caso de 'pishtacos'", comentó el jefe de Instrucción Criminal, el general Eusebio Félix.
El asunto, por lo pronto, seguirá bajo investigación.