Como la película de vampiros que hay que ver. Así de simple es la recomendación unánime de la prensa internacional hacia Déjame entrar, una inquietante cinta sueca basada en el libro homónimo de John Ajvide Lindqvist (ver ficha) que se suma a la actual moda de chupasangres que se ha tomado el cine y la TV.

La historia se centra en un niño de 12 años llamado Oskar, un colegial solitario y abusado por sus compañeros que vive en Estocolmo junto a su madre. Como peculiar afición colecciona recortes de prensa sobre asesinatos violentos. Su vida cambia cuando una noche conoce a Eli, su nueva vecina, una misteriosa niña que nunca tiene frío, pese a los grados bajo cero que se toman la capital sueca.

Paralelamente al nacimiento de la amistad de ambos surge una ola de crímenes y sucesos extraños que hace sospechar a la policía de un asesino en serie.

La película (aún sin estreno confirmado en Chile), bajo la dirección de Tomas Alfredson, se aleja del romanticismo de Crepúsculo. Y tal como el libro mezcla el amenazante mundo de los vampiros con una intriga policial.

Los comentaristas elogian la dirección de fotografía que le da un tono particular a la producción, al igual que celebran la conexión de los dos niños protagonistas (Kare Hedebrant y Lina Leandersson).

Una propuesta singular que, según advierten, le hace más difícil el camino a Hollywood para hacer su propia versión por la alta calidad del filme.