Anoche, Steven Patrick Morrissey oficializó su cuarta visita al país -el 11 de noviembre en Movistar Arena- y de inmediato detonó las expectativas de sus voluminosa fanaticada local.

No sólo por las apuestas en torno al listado de canciones que presentará, sino que también por las posibles excentricidades que desplegará en su nuevo aterrizaje, parte esencial de su personaje artístico, y por esa pequeña cuota de nervios que merodea la previa a sus shows, siempre bajo le temor que pueda sufrir algún cambio de última hora.

Aquí, las llamativas historias que han dejado sus anteriores conciertos en Chile:

-Un chofer que no mire y que no hable

Para su primer show en la capital, el 28 de marzo de 2000 en el Estadio Chile, la petición del inglés era categórica: no quería que nadie lo mirara ni se acercara a él. Por lo mismo, exigió que el chofer que lo trasladaría por la capital -quizás la persona con la que obligadamente tendría más contacto- nunca lo mirara a los ojos y jamás le dirigiera la palabra. En otras ciudades, el artista incluso había deslizado la opción de contar con un conductor sordomudo, pero acá en Santiago el asunto era imposible, ya que no existían licencias de manejo para personas con tal condición.

-Cantando en el baño

El primer cara a cara del ex The Smiths con su hinchada local fue en un Estadio Chile -hoy Víctor Jara- que en esos momentos presentaba irregulares condiciones técnicas y de infraestructura. Ante el aspecto algo ajado del lugar, Moz dijo que se sentía cantando en “el baño más grande de la ciudad”, aunque también timbró otras postales: trató de "All my chilean children!" a sus seguidores, pidió cigarrillos, le lanzó un par de chistes a Simply Red y agregó la palabra Santiago en los versos de la hermosa Now my heart is full.

-A misa

En el retorno del artista, a fines de 2004 para el festival SUE que se hizo en San Carlos de Apoquindo, la petición fue otra. Una que no guarda relación con comidas exóticas, autos de lujo o habitaciones con vista panorámica: el inglés exigió una vestimenta de sacerdote para vestir en su presentación. Y así fue, en una exigencia que se convirtió en un pequeño dolor de cabeza para los encargados de su visita.

-Sácate las plumas

Su paso por el festival de Viña 2012 ya configuraba a un extraño en un hábitat que no le pertenecía: Moz entre baladistas engominados, premios alados y un público poco familiarizado con su historia. Y esa mezcla que semeja agua y aceite funcionó de la misma manera. Por ejemplo, el hombre de Suedehead pidió que se cumpliera el contrato y quiso a la hora exacta que había acordado con los organizadores del evento, algo siempre relativo tratándose del evento de la Quinta Vergara. La exigencia hizo que la competencia folclórica quedara relegada al final de esa noche, cerrando la programación, en un movimiento inédito para la cita. Los jurados se mostraron indignados.

Por otro lado, la animadora Eva Gómez debió sacarse las plumas de su abrigo para evitar la molestia de la estrella, un defensor acérrimo del mundo animal. “Morrissey es vegano, entonces efectivamente cuando supe preferí sacármelo. Soy súper respetuosa con la gente, lástima que él no haya sido respetuoso con este festival”, dijo en ese entonces la animadora del Festival.

-Sin carne

En la última visita que tenía pactada, que incluía siete fechas en Chile en 2013, Moz exigió que los lugares no vendieran productos derivados de los animales. En específico, carnes, por lo que todo lo que se podía comercializar tenía que ser vegetariano. Finalmente, el músico se enfermó en Perú y canceló el tour local.