Un crecimiento de 27% registró en 2016 la demanda del mercado de arriendo de oficinas clase A en Santiago respecto de 2015, según se desprende del último informe -al cuarto trimestre de 2016- de la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield.

Desde la consultora explican que en el año 2014 la oferta de este tipo de oficinas alcanzó su crecimiento más alto en ocho años, por lo que en 2015 los desarrolladores decidieron detener la construcción de estos inmuebles con el objetivo de equilibrar ambos indicadores.

Sin embargo, el año pasado el panorama dio un giro, donde la demanda se disparó frente a la oferta absorbiendo casi 138.000 m2, lo que motivó un descenso en la vacancia a 7,8%.

"En 2016 vimos un cambio de tendencia y la vacancia empezó a bajar. Hoy estamos en torno a 8%, lo que consideramos como un mercado saludable", precisa Herman Faigenbaum, managing director de Cushman & Wakefield.

Con respecto a los factores que influyeron en este escenario, el ejecutivo explica que "cuando las empresas ven que hay nubes negras en la economía, empiezan a detener sus planes de arriendo. No concretan expansiones, lo que produce un lapsus en el que evalúan cómo está la situación".

"Luego, cuando ven que sigue habiendo crecimiento económico, esos planes detenidos los concretan y esto empieza a mejorar", agrega.

Escenario 2017

Acorde a los estudios de la consultora, las proyecciones para este año aluden a un equilibrio entre la oferta y la demanda, situación que generará que las negociaciones se realicen "en situación de igualdad entre arrendatarios y los dueños de las propiedades", indica Faigenbaum.

"Vemos algo de incorporación de oferta y vemos también una demanda que está levantándose, lo que genera una vacancia relativamente estable", explica.

Para el futuro, la consultora proyecta un cambio sobre la estructura del mercado de los inmuebles comerciales, debido a la nueva norma contable NIIF 16, que operará a partir de enero de 2019 y que establece el arriendo de oficinas como un pasivo en vez de gasto.

Esto, porque las empresas deberán plantearse a corto plazo la posibilidad de comprar las instalaciones que ocupan, acorde a su situación financiera.

"Esto cambiará los índices contables de las empresas en vez de registrar un pago, por lo que van a tener una deuda más grande. Esto incide en el nivel de deuda que tienen las empresas del retail, por ejemplo, porque pierden capacidad de endeudamiento como para hacer crecer el negocio y desarrollar cosas nuevas", explica Gustavo Valenzuela, head of Transactions de Cushman & Wakefield.

"Uno de los escenarios que podríamos ver a futuro es una transferencia entre usuarios que arriendan a usuarios que compran", apunta Valenzuela.