Un día después de la denuncia de un ataque químico en las afueras de Damasco, que según opositores cobró la vida de al menos 1.300 personas y fue perpetrado por las fuerzas del régimen de Bashar Assad, se pusieron de manifiesto las divisiones entre Estados Unidos y Europa respecto de las medidas a tomar tras esa embestida. El canciller francés, Laurent Fabius, fue uno de los primeros en reaccionar enérgicamente en contra del ataque, al decir que no se debe permitir la "impunidad total" del régimen y que, de confirmarse, "no puede quedar sin respuesta. No quiere decir enviar militares sobre el terreno, sino que haya una reacción, que puede ser una respuesta de fuerza".

En esa misma línea, su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, demandó sanciones inmediatas contra el régimen sirio. "Ya han sido traspasadas varias líneas rojas", advirtió el ministro al término de la reunión que sostuvo en Berlín con su par alemán, Guido Westerwelle, quien, a su vez, pidió "acceso inmediato" para que los inspectores de las Naciones Unidas en la zona "examinen las acusaciones".

Por otro lado, Estados Unidos se mostró más cauteloso y señaló que de momento no es capaz de determinar de forma definitiva si se recurrió al uso de armas químicas. La portavoz del Departamento de Estado, Jennifer Psaki, sostuvo que el "Presidente (Barack Obama) ordenó a los servicios de inteligencia que reunieran lo más rápido posible informes adicionales" sobre estas denuncias. Por su parte, el secretario de Estado, John Kerry, sostuvo ayer siete conversaciones con sus pares extranjeros y participó en una reunión de seguridad en la Casa Blanca.

El gobierno sirio ha descrito las últimas denuncias como "ilógicas y fabricadas" y el Ejército dijo que las fuerzas de oposición han creado dichas denuncias para desviar la atención de sus recientes pérdidas.

Al conocer los hechos, el Consejo de Seguridad se reunió el miércoles en una sesión de emergencia. Sin embargo, no pudo acordar una declaración condenando el ataque, ya que fue bloqueada por China y Rusia, que siempre han respaldado al gobierno sirio desde que comenzó la crisis. Este último respaldó la investigación, pero -según la cadena BBC- lo hizo porque cree que fueron los rebeldes quienes realizaron el ataque, como una "provocación premeditada" en un intento de ganar el respaldo de la ONU.

Mientras, ese organismo le pidió a Siria que permitiera que los inspectores, que ya están en el país, puedan investigar lo ocurrido. A este llamado se le unieron Reino Unido y otros 36 países, quienes firmaron una carta demandando tal acceso.

En tanto, el secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, afirmó anoche que de comprobarse el uso de armas químicas se trataría de "un crimen de lesa humanidad" que tendría "graves consecuencias".

A SOLO 15 KILOMETROS

En estos 28 meses de conflicto, tanto los rebeldes como el gobierno se han acusado mutuamente de usar armas químicas, pero ninguna autoría ha podido ser comprobada por las restricciones a la prensa y a los organismos internacionales para acceder a los lugares afectados. Los inspectores de armas químicas de la ONU, que llegaron el domingo a Siria, estaban ayer a sólo 15 kilómetros del sitio de los ataques, pero sólo tenían permiso para visitar tres lugares que habían sido previamente acordados con el gobierno.

Los activistas dijeron el miércoles que el ataque ocurrió como parte de un bombardeo fuerte de parte del gobierno en la región que rodea a Damasco, una zona - según la descripción del semanario alemán Der Spiegel- que está aún controlada por los rebeldes. Pese a la atención internacional, los activistas denunciaron bombardeos por parte de las fuerzas de Assad en Ghouta, una de las regiones cercanas a Damasco, que habría sufrido el ataque de armas químicas el miércoles.

Para el corresponsal de seguridad de la BBC, Frank Gardner, si lo usado en el ataque fue gas sarín, el equipo de la ONU necesita llegar al sitio en los próximos días, antes de que los rastros se desvanezcan y se vuelvan poco concluyentes.

En tanto, ayer se conocieron más imágenes que daban cuenta del ataque. Una de ellas fue un video en el que se mostraban hospitales llenos en Irbin, un suburbio al este de Damasco. Según Der Spiegel, la gente se retorcía en el suelo gritando, mientras se llenaban los pasillos con cuerpos. Por otro lado, los médicos trataban de revivir a las víctimas con jugo de cebolla y ajo. Les pasaban cebollas partidas por la piel y les tiraban agua helada mientras éstas se retorcían sin control. "¿Qué más podemos hacer? No tenemos nada más que hacer", decía Abu Ahmad, un farmacéutico que vive en Irbin y es voluntario en un hospital de emergencia local.

Testigos señalaron al semanario alemán que los misiles comenzaron a golpear varios lugares en las afueras de Damasco a las 3.45 de la mañana, mediante cohetes. Un residente en Zamalka contó más de 20 lanzamientos. Las ciudades de Muadhamija y Darayya, en donde el Ejército fue expulsado por los rebeldes, están entre las ciudades más golpeadas al sudoeste de Damasco. Los ataques ahí habrían comenzado cerca de las 5.00 de la mañana por parte de la Cuarta División del Ejército.