La semana pasada, en la víspera del inicio de la cumbre internacional acordada para acercar posiciones para el fin de la guerra civil en Siria, fue publicado un informe en el que se le acusaba al régimen del Presidente Basher Assad de haber torturado y asesinado a unas 11 mil personas entre marzo de 2011 y agosto de 2013. Ayer, a un día de que finalice en Suiza la primera ronda de negociaciones entre la oposición y el gobierno de Siria, un nuevo reporte complica a la delegación de Assad. 

Sobre la base de imágenes satelitales, declaración de testigos, videos y fotografías, la organización Human Rights Watch (HRW) elaboró un documento de 38 páginas donde afirma que las autoridades sirias destruyeron de forma "ilegal" y "deliberada" miles de edificios residenciales en las ciudades de Damasco y Hama. El objetivo habría sido "castigar a las comunidades sospechosas de colaborar con los rebeldes" que desde marzo de 2011 buscan derrocar a Assad. Hasta el momento, la guerra ha dejado unos 130.000 muertos, 2.391.567 refugiados y 6,5 millones de desplazados.

Según la ONG con sede en Nueva York, dos suburbios de Hama y cinco de la capital siria fueron demolidos a gran escala con explosivos y buldozzers. "Borrar barrios completos del mapa no es una táctica de guerra legítima", afirmó Ole Solvang, investigador de HRW. La organización calcula que al menos 145 hectáreas (equivalente a unas 200 canchas de fútbol), fueron arrasadas. Se trata, en su mayoría, de bloques de departamentos. Según dijeron las autoridades sirias a HRW, las demoliciones fueron realizadas para remover edificios ilegales. Pero "las demoliciones fueron supervisadas por el Ejército, a menudo después de combates entre el gobierno y la oposición", dice la ONG, que afirma que pudo establecer que "no ha habido demoliciones similares en barrios favorables al gobierno, incluso cuando en ellos también hay casas que supuestamente fueron erigidas fuera de norma".

Residentes afectados dijeron haber tenido todos los papeles al día cuando comenzó la demolición. Afirmaron, además, que las fuerzas gubernamentales les dieron poca o ninguna advertencia de los que sucedería y que no se les permitió sacar sus pertenencias. "Vi cómo en unos segundos se destruía el fruto de años de duro trabajo de toda mi familia", contó a la ONG el dueño de un ahora inexistente restaurante del barrio de Qabun, en el noroeste de Damasco. "Nadie debe engañarse por la afirmación del gobierno de que está llevando a cabo una planificación urbana en medio de un conflicto sangriento", enfatizó Solvang. Desde Suiza, el viceministro de Relaciones Exteriores de Siria, Faisal Makdad, dijo ayer a la agencia EFE que la segunda ronda de negociaciones con la oposición comenzará el próximo 10 de febrero. Así, Ginebra volverá a acoger el diálogo cuya primera parte finaliza hoy sin que se esperen "resultados sustanciales", según dijo ayer el mediador internacional Lakhdar Brahimi.

La Organización Internacional para la Prohibición de Armas Químicas advirtió a su vez que Siria aún tiene en su poder el 95% de su arsenal químico, en circunstancias que, según el plan de desarme, todas las armas sirias de este tipo tienen que estar fuera del país antes del próximo 5 de febrero.