En Chile, el mercado del espionaje no se encuentra regulado y cualquier persona puede adquirir equipos de grabación ocultos. De hecho, los aparatos dedicados a esta actividad se pueden comprar libremente vía internet y los precios varían entre los $ 5 mil y los $ 500 mil.

"Estas no son armas. Por eso es que cualquier persona puede acercarse a uno de los locales y adquirir el implemento que necesite. Además, hoy la tecnología permite que los dispositivos de grabación ocupen un lugar casi minúsculo, por lo que se pueden esconder prácticamente en cualquier lugar", indicaron en uno de los locales dedicados a este rubro.

De esta manera, según un rastreo realizado en las páginas web dedicadas a esta materia, las cámaras pueden estar escondidas en anteojos, relojes o incluso lápices.

Junto a los equipos de espionaje, también se comercializan aparatos de "contraespionaje", que permiten detectar si existe alguno de estos dispositivos en determinados lugares.

El senador Pedro Araya (Ind.), presidente de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento de la Cámara Alta, indicó que "efectivamente esta materia se encuentra regulada de una manera muy insuficiente. Hoy cualquiera puede comprar uno de estos equipos e incluso existen algunos capaces de captar las señales de teléfonos celulares".

El parlamentario añadió que "esto debería ser materia de ley, que pasa por ampliar las figuras penales de la instalación de cámaras ocultas y el uso que se le da a la información que ahí se puede captar".

El abogado Matías Insunza, profesor de Derecho Procesal de la Universidad de Chile, manifestó que usar estos dispositivos para espiar "es un acto ilícito", ya que "implica una flagrante vulneración de derechos fundamentales".