El rey de Suazilandia, el último monarca absoluto que queda en Africa, ha mandando a sus esposas favoritas de compras por varios países europeos, Medio Oriente y Asia mientras la mayoría de sus súbditos viven en la pobreza más extrema.

Así lo denuncia hoy el diario británico The Times, según el cual el rey Mswati III dispone de una fortuna personal de unos 168 millones de euros gracias a dos fondos creados por su padre, Sobhuza II, en beneficio de la nación.

El monarca recibe también dinero del presupuesto nacional del país para el mantenimiento de su numerosa familia: el año pasado fueron 14 millones de euros, más de los fondos destinados a educación.

Suazilandia tiene una población de 1,2 millones de personas, más de dos tercios de las cuales se ven obligadas a subsistir con menos de 0,60 euros al día.

Más de una cuarta parte de la población adulta tiene sida, lo que supone el mayor índice de infección del mundo, y la esperanza media de vida es de sólo 31,9 años, según un manual de la CIA.

Las organizaciones no gubernamentales acusan al gobierno británico de doble moral por denunciar a Zimbabwe y callarse ante lo que ocurre en Suazilandia.

"Gritan sobre Zimbabwe, pero no dicen nada de Suazilandia, aunque Reino Unido es uno de los mayores donantes de ayuda. Están derrochando en ese tirano el dinero de los contribuyentes británicos", se quejó al citado diario Lucky Lukhele, de la Swaziland Solidarity Network (Red de Solidaridad con Suazilandia).

Según The Times, en medio de esa pobreza general, el rey ha enviado secretamente a al menos cinco de sus 13 esposas y a docenas de servidores a Francia, Italia, Dubai y Taiwán, utilizando 4,64 millones de euros del presupuesto estatal.

Criticar la vida privada del monarca es delito en Sualizandia, señala The Times.

Suazilandia depende en buena medida de la ayuda internacional: según la Red de Solidaridad de Suazilandia, la Unión Europea dona a ese país anualmente unos 75,4 millones de euros y la contribución de Estados Unidos llega a los 200 millones de dólares.

El rey Mswati, que se educó en una escuela privada británica, es ajeno a la polémica: en mayo compró una veintena de Mercedes Benz acorazados a 174.000 euros la unidad y el año pasado celebró por todo lo alto simultáneamente su 40 cumpleaños y el 40 aniversario de la independencia del país.

El monarca tiene varios palacios particulares en los que aloja a sus múltiples esposas, algunas de las cuales han terminado huyendo y refugiándose en Sudáfrica.