El gobierno de China lanzó una "campaña de persecución sin precedentes" con la que quiere impedir cualquier tipo de conmemoración de la masacre del 4 de junio de 1989 en la plaza de Tiananmen.
Cuando se cumplen 25 años de la represión del movimiento democrático, Amnistía Internacional (AI) y la alemana Sociedad por los Pueblos Amenazados (GfbV) denunciaron numerosas detenciones, arrestos domiciliarios e intimidación.
"El procedimiento es incluso más riguroso que en años anteriores", criticó Verena Harpe, experta para Asia de AI. La cúpula china hace todo lo posible por "borrar de la memoria colectiva" aquella masacre, señaló.
"Incluso tras medio siglo de tabú, criminalización y burlas a las víctimas, la cúpula estatal de China sigue sin estar dispuesta a asumir su responsabilidad por la masacre", se lamentó Ulrich Delius, responsable para Asia de GfbV. "El olvido por orden del Estado es una pobre muestra de China como potencia", indicó, que hace todo lo contrario a buscar una reconciliación que tanto necesita el país.
La organización hace una lista de decenas de detenciones e intimidaciones a abogados de derechos humanos, profesores, escritores, periodistas, artistas y activistas de derechos humanos.
Por su parte, Harpe reclamó "una investigación abierta e independiente" de la actuación de los militares hace 25 años. La ola de persecución no sólo afecta a familiares de las víctimas, sino también sobre todo a miembros del "Movimiento de Nuevos Ciudadanos", que han sido detenidos y en algunos casos condenados a largas penas en los últimos meses.
Se trata de un grupo que defiende los derechos humanos en el marco del sistema judicial chino. También reclama, al igual que los estudiantes de 1989, más transparencia y lucha contra la corrupción.