Una caricia sin consentimiento, una palmada o una burla fundada en el aspecto físico podía ser parte de una escena habitual hace 20 años en algunos colegios. Hoy cualquiera de esas acciones puede ser motivo de denuncia a la autoridad.
Así lo viene registrando la Superintedencia de Educación desde 2012 y las cifras obtenidas vía transparencia arrojan que las conductas de connotación sexual y discriminación son las más altas de últimos tres años.
El primer semestre de 2017 registró el mayor número de denuncias en materia de comportamientos de connotación sexual desde 2014, a igual fecha, con 145, dos más que el año pasado, pero 59 más que en 2015 (ver infografía). Un alza que podría tener una doble explicación, dado el empoderamiento que ha ido adquiriendo la comunidad en esta materia.
El superintendente de Educación, Alexis Ramírez, señala que "hay una menor tolerancia a conductas que antes estaban naturalizadas, un mayor conocimiento de la normativa y una sociedad más consciente de sus derechos".
Ello, "junto al temor de los padres, madres y apoderados a que prácticas de maltrato o discriminación escalen y terminen afectando la integridad física, psicológica y emocional de sus hijos e hijas y su rendimiento académico. Lo que ayer era aceptado, hoy no lo es y, por tanto, observamos en las escuelas una exigencia cada vez más creciente a ambientes bien tratantes, de respeto y diálogo", argumenta el Ramírez.
Mismo análisis tiene la psicóloga y directora del programa "Aprender en familia" de la Fundación CAP, Teresa Izquierdo. "Antes estaba más normalizado, pero en este minuto no hay tolerancia para la violencia".
Entorno a los datos de los últimos años, la experta dice que "la cifra ha aumentado por la conciencia crítica frente a este tipo de problemas y también porque la gente se está atreviendo a denunciar cada vez más. Sin embargo, eso también se da porque no se ha hecho nada para disminuirlas", afirma Izquierdo.
El comportamiento de connotación sexual no constituye delito, a diferencia de las agresiones sexuales (entre las que figuran actos como violación, abuso sexual, estupro y corrupción de menores, entre otros) y que deben ser denunciadas ante el Ministerio Público o las policías en un plazo de 24 horas desde que se toma conocimiento del hecho.
Durante 2016, la superintendencia recibió un total de 11.129 denuncias. De ellas, 296 son de carácter sexual, 708 por discriminación, 4.504 por maltrato estudiantil y 177 por maltrato a docentes o asistentes de la educación.
Un aspecto importante a señalar es que la mayoría de denuncias de este tipo provienen del género femenino. El último año, las agresiones sexuales a niñas cifraron en 90, a diferencia de los varones, que figuran con 42. "Llama la atención que demanden más las mujeres que los hombres, pero eso también pasa porque ellas se han empoderado y aprendieron a decir 'no más', indica Izquierdo. "No basta con que aumenten las denuncias, sino cómo abordamos esto antes de que ocurra el problema", agrega.
El programa "Aprender en familia" está presente en 61 escuelas y 21 jardines municipales y busca mejorar las habilidades parentales para prevenir algún tipo de abuso a menores de edad. "Las escuelas tienen un rol de apoyar a los padres y entregar herramientas a los profesores a través de la conducta del buen trato, para formar a estudiantes con buen autoestima, que sepan cuidarse, decir 'no' y resolver conflictos de forma pacífica".