Deportes Iquique regaló una alegría al norte del país, azotado hace dos semanas por un fuerte terremoto. Los dirigidos por Jaime Vera consiguieron alzar la Copa Chile, tras superar en la final a Huachipato, que debió lamentar un 3-1 en contra.
Los acereros salieron con todo en busca de una celebración que les diera fuerzas para enfrentar el difícil final cierre de semestre en el escape del descenso. Sin embargo, a poco andar fueron sobrepasados por un equipo sólido en sus líneas, y también principalmente por la actuación de un hombre que bien conocía a su rival: Manuel Villalobos.
De hecho, de los pies de "Villagol" nació la apertura de la cuenta. El delantero recibió abierto por la derecha, y definió con clase por sobre Miguel Jiménez, cuando apenas iban 4 minutos de partido. Y no fue su único aporte. Se retrasó para armar juego, y ante el bajo nivel de Rodrigo Díaz, incluso se vistió de "10" para habilitar a sus compañeros.
Lo cierto es que Iquique fue arrollador en los primeros minutos. Tan solo ocho minutos más tarde encontraron el segundo festejo de la noche, aunque gracias a uno protagonista inesperado. Nicolás Crovetto envió la pelota contra su propio arco, firmando para su desgracia, el 2-0 en el marcador. Su minuto fatal lo coronaría en la siguiente jugada, con una dura entrada sobre Mauricio Zenteno que le valió una amarilla que pudo ser roja.
Y si Mario Salas ya mostraba impotencia a esa altura del partido, todo se agravaría aún más con un penal desperdiciado. En el minuto 29, Huachipato había logrado en alguna medida emparejar las acciones y tenía una oportunidad inmejorable para descontar con un lanzamiento penal. Juan José Morales se paró frente al balón, pero Rodrigo Naranjo tapó con los pies para el desahogo de los nortinos.
El error desde los doce pasos significó definitivamente el destino de los sureños, que aunque buscaron con intensidad en la segunda etapa, no consiguieron vulnerar el arco protegido por Naranjo. De hecho, poco hay que contar de una segunda parte en que los "Dragones Celestes" solo se dedicaron a administrar su ventaja en el marcador.
Sobre el final del partido pudo cambiar la historia, pero el esfuerzo de los de la usina no alcanzó. Otro penal le permitió a Francisco Arrué anotar el descuento cuando solo quedaban seis minutos en el cronómetro para buscar el empate, pero ni siquiera alcanzaría para eso. Cesar Pinares tuvo la respuesta perfecta para anotar, con un golazo, el 3-1 que cerraba definitivamente la llave. La Copa Chile era para el club iquiqueño, necesitado más que nunca de una alegría.