Aunque siguió el partido desde el Palacio da Alvorada, en Brasilia, la Presidenta Dilma Rousseff no se salvó de los abucheos en el estadio Mineirao, durante la histórica goleada de 7-1 que Alemania le propinó a Brasil. Al igual que en el partido inaugural, en el estadio Itaqueirao de Sao Paulo, el martes se repitió el polémico coro "Hey, Dilma, vai tomar no cú" (Hey, Dilma, vete a tomar por c...), el mismo que fue entonado contra el principal rival de la mandataria, el candidato del PSDB, Aécio Neves, quien sí estaba presente en las tribunas del recinto de Belo Horizonte, según el diario O Globo.

Un día después de la "pesadilla", como Rousseff describió la goleada del "Scratch", el Palacio do Planalto salió ayer rápidamente a minimizar los eventuales efectos negativos de la eliminación de Brasil sobre las elecciones presidenciales de octubre. "La Copa es la Copa. En agosto (cuando empiece la campaña electoral) el clima será otro. Ahora es un momento de purga y de sufrimiento, pero en agosto se dará vuelta la página", dijo el ministro jefe de la Secretaría General de Presidencia, Gilberto Carvalho, en declaraciones citadas por el diario O Estado de Sao Paulo. Para entonces, agregó, nadie se acordará de la "humillación" de la Copa. "El partido fue un desastre, como nunca había ocurrido. Pero nadie puede decir que el gobierno sea responsable por eso", declaró, por su parte, el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo Silva.

Para O Globo, sin embargo, la derrota ante Alemania encendió las alarmas en Planalto, ante los posibles efectos políticos en la campaña de Rousseff. "Si hasta el momento Dilma estaba explorando políticamente las victorias de la selección brasileña, la estrategia ahora es tratar de asociar su imagen apenas a la organización del evento, considerada un éxito por el gobierno", escribió ayer el diario carioca.

Así, Carvalho adoptó inmediatamente la línea de defender la organización del evento. "Como gobierno debemos dejar claro que la infraestructura (para el Mundial) funcionó perfectamente. Las elecciones son otro capítulo", sostuvo el ministro jefe de la Presidencia. El perfil de Rousseff en Facebook, que es administrado por el oficialista Partido de los Trabajadores (PT), fue aún más explícito: "Perdimos la copa, pero la #copadecopas es nuestra", escribió, repitiendo el lema adoptado por el gobierno para referirse al Mundial.

Aunque Clóvis Rossi, columnista del diario Folha de Sao Paulo, explica a La Tercera que "todavía es temprano para decir cualquier cosa", porque "hay un estado de shock", la mayoría de los analistas políticos sostiene que el impacto de los triunfos o pérdidas deportivas tiene corta vida en las campañas electorales. "Cualquier impacto que la derrota tenga en la elección, en tres meses más, será marginal", dijo a la agencia Reuters João Augusto Castro Neves, de la consultora en riesgo político Eurasia en Washington.

"Si Rousseff pierde la elección en octubre, será probablemente más por la economía y no por la Copa del Mundo", comentó Castro Neves, quien predice que Rousseff tiene un 70% de probabilidades de ganar en los comicios de octubre.