Muchas de las principales constructoras, automotrices y minoristas de Brasil están despidiendo a sus trabajadores ante la debilidad de la mayor economía de América Latina, que se tambalea al borde de una recesión, en un nuevo revés para las pretensiones de Dilma Rousseff de lograr la reelección.

Por años, el bajo desempleo fue clave para el surgimiento de Brasil como potencia económica y para sus importantes avances en la lucha contra la pobreza.

La tasa de desempleo sigue cercana a mínimos históricos, en torno al 5%, y la mandataria brasileña lo recuerda frecuentemente como uno de los éxitos de los 12 años que lleva el Partido de los Trabajadores (PT) en el poder.

Pero tras una década de buenas noticias, el mercado laboral muestra señales de debilidad, lo que podría privar a Rousseff de una carta ganadora a pocas semanas de las elecciones de octubre.

Las industrias, desde fábricas textiles hasta siderúrgicas, han estado recortando sus plantillas de empleados desde fines del año pasado ante un débil crecimiento económico, la inflación de costos, los altos impuestos y un tipo de cambio difícil.

Ahora los trabajos están desapareciendo en el comercio minorista, en la construcción y en el procesamiento de alimentos, áreas que habían sido motores confiables de crecimiento y de nuevo empleo en la última década.

Incluso las automotrices, uno de los sectores más beneficiados por el auge económico de Brasil en la última década, han eliminado miles de puestos por la paralización de las líneas de ensamblaje ante la menguante demanda de los consumidores.

La desaceleración económica se ha agravado desde el Mundial de fútbol, que terminó el mes pasado, y amenaza con dañar la campaña para la reelección de Rousseff, mientras trabajadores del comercio minorista como Evandro Dias, de 27 años, pierden sus empleos.

"Las ventas fueron horribles antes de la Copa, pero todos pensamos que las cosas repuntarían. En vez de eso se pusieron aún peor, así que aquí estoy", dijo Dias, que hace poco pasó por un sindicato en Sao Paulo para registrar su salida de una minorista de equipos electrónicos.

La baja tasa de desempleo se debe en parte a una menguante fuerza laboral porque más jóvenes brasileños buscan educación superior y capacitación técnica.

Muchos economistas esperan que el desempleo aumente, y cifras oficiales muestran que la creación del empleo formal se desaceleró a su ritmo más lento en más de una década.

En julio, la economía de Brasil creó menos de 12.000 puestos de trabajo, la tasa más baja para el mes en 15 años, según datos que publicó el jueves el Gobierno. La mayor parte eran empleos de baja calificación y en el sector de la agricultura.

Las grandes empresas han tenido cuidado en no hacer despidos masivos, eliminando puestos de unos pocos cientos a la vez o no han reemplazado a trabajadores que dejan vacantes, pero el efecto acumulativo se está filtrando hacia la campaña electoral.

"No estamos generando empleos de buena calidad -ni siquiera baja-, según los últimos datos", dijo el senador Aécio Neves, ex gobernador del estado de Minas Gerais y líder promercado, uno de los principales rivales de Rousseff, en una entrevista a la televisión.

En vísperas de los comicios del 5 de octubre, Rousseff está promocionando el mensaje de los buenos tiempos económicos y de las mejores oportunidades que trajo el Gobierno del Partido de los Trabajadores.

Por eso ha mantenido liderazgo en los sondeos de opinión, aun cuando el crecimiento económico se ha frenado a menos de un 2% por año durante su período
de cuatro años y que la inflación bordea el 6,5%.

Las campañas de Neves y de la ambientalista Marina Silva, quien anunció esta semana su candidatura, se están centrando en la alicaída economía, y es casi seguro que forzarán a Rousseff a ir a segunda vuelta el 26 de octubre.

Un sondeo mostró que el desempleo ya es la tercera mayor preocupación de los votantes, después de la salud y el crimen.

Rousseff tiene una buena ventaja en los sondeos para la primera ronda, pero se ve vulnerable en una segunda vuelta, en particular si se tiene que enfrentar a Silva.

"Más que los números, lo que importa es el flujo de noticias", dijo Ricardo Ribeiro, analista político de MCM Consultores.

"Si los votantes toman conciencia del tema de los despidos, se podría crear ansiedad sobre lo qué va a pasar después en el mercado laboral".

DESAPARICION DE EMPLEOS


Recortes de empleos incluso se producen entre los llamados "campeones nacionales", como se conoce a las compañías que destacan entre las grandes industrias de Brasil, debido en parte a fusiones aprobadas por el Gobierno.

Solamente los minoristas eliminaron un total de 78.264 empleos formales en el año hasta julio, frente al crecimiento promedio de 41.000 puestos de trabajo en el mismo periodo en los tres años anteriores, según datos oficiales.

El minorista número uno de Brasil, GPA SA, el mayor empleador del sector privado en el país, eliminó cerca de 3.000 puestos de trabajo de abril a junio, su mayor recorte trimestral en más de 15 años, de acuerdo a un análisis de Reuters sobre sus ganancias.

GPA puso fin en abril a su servicio de supermercados abiertos las 24 horas del día y ha estado cerrando tiendas de electrodomésticos tras una fusión que creó su división Via Varejo SA. Ejecutivos dicen que en las tiendas en que hubo recortes se les ofreció a los trabajadores oportunidades de empleo en otros sitios.

Ricardo Patah, jefe del sindicato de trabajadores minoristas, dijo que la única razón por la cual no han empeorado las cosas es porque a los propietarios de tiendas les preocupa despedir ahora sus empleados y tener que recontratarlos después para cubrir la temporada navideña.

"Si estuviéramos a principios del año, podrías estar seguro de que los cuchillos estarían listos para recortar más puestos", dijo Patah. "El próximo enero podría ser el peor de todos para los despidos si esta crisis se extiende por el resto del año".

En la primera gran prueba que permitió evaluar la demanda después del Mundial de Fútbol, las ventas en los días previos al Día del Padre, que se celebró en agosto en Brasil, cayeron por primera vez en cinco años.

La construcción civil, que creó un promedio de 200.000 empleos por año desde el 2010 al 2013, ha agregado apenas 18.000 empleos netos en los últimos 12 meses, a medida que los grandes desarrolladores del país disminuyen los nuevos proyectos debido a la débil demanda.