EL despegue parecía incontenible. Corría octubre de 2016 y el senador Alejandro Guillier sorprendía en las encuestas de opinión como una promisoria opción presidencial. Su nombre ascendía rápidamente en las preferencias y se alzaba como la carta más competitiva de la Nueva Mayoría para enfrentar a Sebastián Piñera en las próximas elecciones. "Les doy el sí, vamos a conquistar a la mayoría y le daremos estabilidad a Chile", dijo tiempo después en la cúpula del Parque O'Higgins tras ser proclamado por el Partido Radical el pasado 7 enero. Hoy, a tres meses de ese día, el escenario es más difuso.
Su parcela en Algarrobo fue el destino que eligió el senador durante los primeros días de febrero para trabajar en el libro "Alejandro Guillier, de cara al país", el que lanzará la próxima semana, y además, aprovechar de estudiar diversos temas con miras a la elaboración de un programa de gobierno.
"No paré ningún día", recuerda. Sin embargo, su decisión no fue vista con buenos ojos al interior del oficialismo, particularmente en el Partido Radical. Su ausencia de la agenda pública -primero recluido en Algarrobo y luego a raíz de una visita a China que se extendió hasta los primeros días de marzo- era un gusto que, para la colectividad, el candidato no se podía dar. La directiva le había pedido participar de diversas actividades para impulsar el proceso de refichaje partidario y también que se reuniera con actores políticos con el fin de capitalizar su exitosa irrupción, lo que finalmente no ocurrió. Un verano perdido, fue el diagnostico en las filas radicales.
Su silencio durante la emergencia por los incendios forestales que arrasaron la zona centro-sur del país y, asimismo, su posición tangencial sobre el rechazo del gobierno cubano al ingreso de Mariana Aylwin a la isla, generaron fuertes cuestionamientos en su contra. El estancamiento comenzaba a evidenciarse: de los 28 puntos que alcanzó en enero, pasó a obtener solo 23 en la última medición de la encuesta Adimark de marzo.
Para el diputado independiente e integrante del comité político estratégico de Guillier, Pepe Auth, "este ha sido un tiempo relativamente perdido" para la candidatura del senador.
"En primer lugar, porque proclamar a Guillier justo antes de las vacaciones no permitió el despegue. No era tácticamente lo más inteligente. Pero además, a mi juicio, no se ha hecho el esfuerzo para cumplir una norma que es básica en toda candidatura, que es el in crescendo. En toda candidatura tiene que haber más mañana que ayer y el hecho de que se haya instalado febrero en el medio, el hecho de que se haya demorado demasiado el paso a una fase de profesionalización de la campaña, hace que nosotros estemos más o menos en el mismo lugar en que estábamos el 7 de enero", profundiza.
El analista político y académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, sostiene, en esa misma línea, que en estos meses "Guillier entró en una fase de confusión entre ser un outsider y ser un insider de la política. El en un principio se planteó como una persona ajena a los partidos, pero luego se dio cuenta de que para ganar una primaria y para ganar una presidencial hay que estar dentro de los partidos. El hecho de que no hubiese tomado una decisión rápida sobre si iba mantener una postura en ese sentido lo llevó a una situación de inmovilidad".
"Más allá del estancamiento que que ha tenido en las últimas semanas en las encuestas, uno podría decir que en el desarrollo general de su campaña ha sido plenamente exitoso, al menos desde dos puntos de vista; primero se convirtió en la única alternativa realmente competitiva del oficialismo frente a Sebastián Piñera, y en segundo lugar, logró copar un cierto espacio, un cierto margen de la centroizquierda, que va entre el 20% y el 25% e impidió, por lo tanto, que cualquier otro candidato de centroizquierda pudiera seguir creciendo", afirma el también analista político Max Colodro.
A pesar de un infructuoso febrero, quienes respaldan la candidatura del senador esperaban que con la llegada de marzo viniera también una consolidación de su campaña. La estructuración de un pre comando y la definición programática eran fundamentales para darle densidad a la candidatura y reimpulsar su ascenso. Pero no fue así. "No soy Superman", respondió el senador al "fuego amigo" que acusó por esos días. A mediados de marzo, los diputados socialistas Daniel Melo, Leonardo Soto y Daniela Ciccardini se reunieron con el senador en su oficina por más de dos horas para plantearle, precisamente, su inquietud en torno a la ausencia de una estructura que se hiciera cargo de coordinar estratégica y políticamente su carrera a la primaria. Sin embargo, el legislador optó por seguir manejando con un reducido equipo su discurso y su agenda y terminó dilatando la instalación de un equipo mayor.
Y aunque desde su círculo aseguran que sus intervenciones han sido calculadas, la decisión ha traído ciertos costos para el candidato. Su intento por desmarcarse del gobierno y el frustrado guiño que hizo al Frente Amplio, reflejaron una aparente improvisación en lo comunicacional.
Fue recién el lunes pasado que Guillier dio a conocer a un comité con figuras transversales del oficialismo. A pesar de que el gesto fue valorado, sus cercanos admiten que "más que un comité político es el arco de los respaldos" que está abierto y permeable frente a la indefinición presidencial del bloque oficialista.
"El completó una etapa y se ha demorado en iniciar la siguiente", afirma un cercano colaborador.
Si bien, quienes le han planteado su preocupación al senador afirman que él está consciente de la necesidad de un sistema más coordinado, también entienden que Guillier no funciona bajo las lógicas de la política tradicional y, en ese sentido, no ha querido ceder ante esa presión.
Con todo, para el abanderado presidencial, estos meses en ningún caso han sido una pérdida de tiempo. "Ha habido mucho trabajo", afirmó a La Tercera.
"Uno dice diablos, estoy en las encuestas, esto va en serio, tengo que estar a la altura y bueno, preparémonos. Preparemos las redes, preparemos los equipos, preparemos los contenidos, y cuando esto se largue ahí vamos". En eso, explica el senador, ha estado estos meses. Dice que una vez que los partidos de la coalición resuelvan sus dilemas presidenciales, será el momento de armar un comando con todos los que quieran aportar.
Tensión radical
"Escuchar a la gente no es populismo, es democracia. No escondo mi condición de político, pero no quiero ser como aquellos que me quieren enseñar cómo es la cosa, porque no me convence, porque no funciona así". Con esas palabras Guillier adelantó el mismo día que se convirtió en candidato otro de los factores que marcarían el curso de sus primeros días como abanderado presidencial: la permanente tensión entre el Guillier independiente y el Guillier candidato.
Reflejo de eso ha sido su relación con el Partido Radical. En la tienda afirman que Guillier se ha mostrado reticente a que el radicalismo incida todo lo que quisiera en sus decisiones. Aunque ha habido gestos -como lo fue la designación de César Cárcamo (PR) en la coordinación de sus equipos programáticos-, en su entorno aseguran que en busca de cuidar su principal activo político -su independencia-, Guillier ha optado por mantener esa autonomía. Uno de los integrantes de su comité político estratégico lo grafica así: "Él tiene una convicción profunda de que los partidos políticos están nublados en su diagnóstico y no han sabido leer a la ciudadanía".
Precisamente, una de las debilidades de este primer tiempo del Guillier candidato, según Colodro, es la dificultad que ha tenido para alcanzar un perfecto equilibrio en su relación con los partidos políticos y el gobierno. "Efectivamente, su manejo más bien errático tiene que ver con que le ha costado encontrar un punto de equilibrio. En la búsqueda de ese equilibrio ha tenido problemas y ha tenido déficit políticos importantes", dice.
El factor PS
Lo que ocurra hoy en el comité central del Partido Socialista, que debe decidir entre respaldar al ex presidente Lagos o al abanderado del PR, marcará un antes y un después en la carrera presidencial del oficialismo. Esto, en medio de la incertidumbre que ronda la primaria de la Nueva Mayoría.
"Donde hubo fuego, cenizas quedan", dice un cercano al senador sobre lo que podría significar para Guillier ser proclamado por el PS. El senador militó en las juventudes socialistas en su época de estudiante en la U. Católica del Norte, y ha afirmado que siempre ha "vibrado con las ideas socialistas".
Para el diputado "guillierista" del PS, Leonardo Soto, la definición del socialismo puede ser histórica. Por su parte, Auth asegura que "si el PS decide apoyar a Guillier será sin duda el principal sostén de su candidatura. Se transforma ipso facto en la columna vertebral de su candidatura, por el tamaño del dispositivo territorial que tiene".
"El PS va a tomar una definición y yo espero que todos podamos acompañar la candidatura de Guillier y de ahí colaborar a que su campaña recobre impulso y darle una estructuración nacional", señala el diputado y futuro vicepresidente de la tienda, Daniel Melo.
Para Colodro, el abrazo del socialismo consolidaría a Guillier como la única carta presidencial del bloque oficialista con posibilidades de vencer a la derecha en noviembre.
De todas formas, más allá de lo que decida el PS, vienen tiempos decisivos para Guillier. "Abril es un mes determinante para recuperar el tiempo perdido y retomar el liderazgo", afirma el diputado Auth. Y agrega: "Son fundamentales estos meses de primaria para curtir al candidato. Para aceitar mecanismos. A Guillier le falta enfrentar una campaña con adversidad, con redes territoriales, con obligación de responder a situaciones de emergencia. La primaria es un ensayo general indispensable para quedar en condiciones de competir con un candidato que tiene la experiencia de Piñera".