En la recién restaurada Capilla Paulina del Vaticano, el genio renacentista Miguel Angel Buonarotti ha dado una nueva sorpresa al descubrirse un autorretrato en uno de los frescos, según informa hoy el diario La Repubblica.

Según el jefe de los restauradores de los Museos Vaticanos, Maurizio De Luca, en uno de los dos frescos de la capilla, el de la Crucifixión de San Pedro, aparece un "autoritratto" Miguel Angel con turbante azul como uno de los tres caballeros romanos que acompañan la crucifixión, a la izquierda de la escena.

De la misma opinión es el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, quien precisa que "la restauración se ha hecho de forma excelente, el resto son opiniones, lo digo con toda sinceridad, el caballero con el turbante me parece que es Miguel Angel aunque más joven porque en aquella época tenía 70 años".

Al parecer de los expertos de los Museos Vaticanos se han sumado otros estudiosos del arte y del genio renacentista, entre ellos su biógrafo y restaurador, Antonio Forcellino, quien habla de una "restauración maravillosa que ha devuelto el esplendor original a la Capilla Paulina".

Sobre el autorretrato dice que "forma parte de la tradición de Miguel Angel" y que "en este caso aparece de modo evidente el tormento que caracterizaba el ánimo del artista, como en cada personaje y en su obra".

En cuanto al turbante con el que aparece tocado, dice que "acostumbraba a protegerse del polvo con un turbante blanco cuando trabajaba", y el hecho de que se muestre a lomos de un caballo es normal porque "a Miguel Ángel le placía cabalgar".

Para la experta Cristina Acidini, del Polo Museale Romano, el rostro de Miguel Ángel se parece mucho al famoso retrato del genio pintado por Daniele da Volterra en 1541 y agrega que "su expresión es de sufrimiento, triste, tensa, como si comprendiese la injusticia que se estaba llevando a cabo" al crucificar a San Pedro boca abajo.

Después de siete años de trabajos, la monumental Capilla Paulina ha recuperado su esplendor, tras concluir la restauración de la decoración pictórica y plástica del recinto que custodia los últimos dos frescos de Miguel Ángel: la "Conversión de Saulo" y la "Crucifixión de San Pedro".

La restauración fue presentada el pasado día 30 en el Vaticano y el papa Benedicto XVI la inaugurará el próximo sábado con la celebración de las Vísperas.

La Capilla Paulina, lugar de culto (en ella se expone el Santísimo Sacramento) y reservada al Papa y la familia Pontificia, fue encargada por el papa Pablo III Farnese (15341549) a Antonio de Sangallo, que la comenzó en 1537.

Miguel Ángel fue el encargado de los frescos sobre la "Conversión de Saulo", que comenzó en 1542, y de la "Crucifixión de San Pedro", iniciado tres años más tarde, para concluir el conjunto en 1550.

Ubicada a pocos pasos de la Capilla Sixtina, la restauración ha sido dirigida por el histórico del arte Arnold Nesselrat y realizada por el equipo de restauradores de los Museos Vaticanos, que dirige Maurizio De Luca, y entre los que se encuentra el español Javier Barbasán Camacho.

Los trabajos han costado 3 millones de euros (4,2 millones de dólares) y han permitido devolver la luminosidad a los colores elegidos por el genial Miguel Ángel y descubrir a los restauradores las pinceladas del artista toscano.