Científicos argentinos descubrieron en la Antártida un fósil de 70 millones de años de un ave de la era mesozoica, que preservó la estructura de la tráquea que indica que emitían sonidos y comunicaban, anunció el miércoles el jefe de la investigación.
"Tiene la gran relevancia de ser un fósil de 70 millones de años que pertenece a un ave muy antigua, pero que preserva algo inusual y que por primera vez se descubre en la era mesozoica, que es la presencia de una estructura llamada siringe en la tráquea", explicó el investigador principal, Fernando Novas, en Buenos Aires.
Según este doctor en Ciencias Naturales e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), la siringe "es lo que le permitía a esa ave fósil emitir sonidos en el final de la era de los dinosaurios".
Novas mostró el fósil hallado en la Antártida en 1992 y que fue estudiado más de dos décadas hasta llegar a estas conclusiones, reveladas el miércoles y recientemente publicadas en la revista Nature.
El fósil del ave bautizada Vegavis iaai fue descubierto en la isla Vega, en la Antártida, por geólogos del Instituto Antártico Argentino que integran el equipo de investigación, y fue descrita como una nueva especie en 2005 por un equipo liderado por la científica estadounidense Julia Clarke, de la Universidad de Texas.
La Vegavis iaai era una especie de ave anseriforme -con forma de pato- que vivió en la Antártida durante el período Cretáceo Superior, entre 65 y 70 millones de años atrás. Era pequeña de tamaño, de unos 50 centímetros de largo y pesaba aproximadamente 1,5 kg.
Fue Clarke quien descubrió la existencia de la siringe al reconocer los anillos que forman parte de él cuando escaneó en un tomógrafo 3D el material hallado y preparado por los científicos argentinos.
Novas explicó que la siringe "es un órgano que produce sonidos, lo vemos muy parecido a lo que ocurre con algunos patos de la actualidad".
Sin embargo, "la siringe estaba controlada por músculos que no están preservados en el fósil, así que no podemos asegurar cuál era el sonido que emitía pero seguro era un sonido complejo como el graznido que hoy emiten aves como los patos".
"Ese descubrimiento es el que nos permite indagar cómo los dinosaurios, incluidas las aves, fueron transformando la manera de comunicarse entre ellas, y cómo ese órgano es capaz de emitir voces, sonidos, que permitían el desarrollo del cerebro", agregó.
Según el investigador del Conicet, "se abren puertas muy interesantes para poder indagar estos aspectos de la evolución del comportamiento de los dinosaurios a lo largo de millones de años".
Novas afirmó que "este descubrimiento nos indica que las aves se comunicaban y esa emisión del sonido emergía profundamente dentro de lo que era el pecho de estas aves".
Este el cuarto trabajo de este equipo que publica la revista especializada Nature en un año, un logro que los científicos temen perder por falta de financiación, cuando el Congreso argentino debate un presupuesto para 2017 que prevé reducir los montos para la investigación.
"Nos preocupa cuando Argentina tiene problemas económicos, en particular para la ciencia. Sería una estocada mortal reducir el presupuesto de ciencias porque también ahí es donde la Argentina hace goles", advirtió Novas.