Dos pequeñas proteínas son la clave que permite al ser humano desarrollar el lenguaje, su característica más propia y que lo diferencia de sus parientes cercanos, como el chimpancé. Así lo afirma un estudio publicado en la última edición de la revista Nature. Los humanos y los chimpancés comparten entre el 95% y el 98,5% de su material genético, es decir, casi la totalidad. Por este motivo los investigadores de la Universidad de California, en Estados Unidos, no se concentraron en la existencia de genes diferentes para explicar el surgimiento del lenguaje, sino, más bien, en la distinta expresión de un gen compartido en específico, el FOXP2, conocido como el "gen del lenguaje".
Hasta ahora, los científicos sabían que gran parte del misterio en torno al desarrollo del lenguaje se encuentra en este gen, sin embargo, aún no se había explicado el mecanismo mediante el cual el material genético actúa. El gen FOXP2 había conservado gran parte de su estructura a lo largo de la evolución de los primates, aunque el desarrollo humano hizo que adoptara características particulares.
Tras comparar las células cerebrales de chimpancés y de humanos, los investigadores norteamericanos constataron que en el ser humano este gen presenta dos mutaciones que permiten la expresión de dos proteínas que no están en el primate. Esto es crucial, porque determina que el mismo gen cumpla funciones distintas en el ser humano y en el chimpancé. La presencia de estas proteínas en la versión humana del FOXP2 permite que active 61 genes y desactive otros 55, todos relacionados con diversas funciones del lenguaje.
"Encontramos que un número significativo de genes se expresan de manera diferente en el cerebro humano y en el chimpancé. Esto sugiere que el FOXP2 hace que estos genes se comporten de manera diferente en las dos especies", dijo Daniel Geschwind, investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de California. "Pese a que es el mismo gen, actúa como dos llaves que abren puertas distintas en ambos organismos, lo que permite entender por qué el hombre sí es capaz de expresarse a través del lenguaje y los otros primates no", explica Angel Spotorno, biólogo evolucionista de la Universidad de Chile.
PROYECCION DEL ESTUDIO
Según el estudio, estos genes no sólo son responsables de los procesos de generación del lenguaje a nivel cerebral, sino también controlan la actividad de los músculos de la parte inferior del rostro, involucrados en la vocalización de las palabras. "Si comparamos al hombre con un computador, tendríamos que decir que estos genes no sólo controlan el programa que reproduce una música, sino también los parlantes que emiten su sonido", grafica Spotorno.
Los expertos que condujeron esta investigación esperan que sus hallazgos permitan en el futuro abordar a nivel molecular los problemas del habla asociados a enfermedades como el autismo y la esquizofrenia: "Al identificar los genes influidos por FOXP2, hemos identificado un nuevo conjunto de herramientas para el estudio de cómo el habla humana podría ser regulada a nivel molecular", explicó Genevieve Konopka, miembro del equipo investigador.
Para el académico del programa de Genética Humana de la Universidad de Chile, Carlos Valenzuela, la mutación específicamente humana del gen FOXP2 y sus consecuencias en el funcionamiento de otros genes "amplifican la diferencia entre el ser humano y los primates, más allá de lo que hasta ahora se suponía".