Alternativos, sofisticados, vintage y muy cercanos a ambiente cultural. Estas son algunas de las características que definen a las tendencias sociales que desplazaron el concepto de tribu urbana.
Según los expertos, una de las cualidades que identifican estas nuevas tendencias es que ya no son niños o adolescentes los que se representan, sino que son – en su mayoría- universitarios y adultos jóvenes hasta los 35 años en promedio.
A diferencia de las tribus urbanas que se encasillaban en grupos, como los pokemones, emos y otakus, actualmente se ha provocado "una decadencia del concepto de tribu urbana, más bien vamos transitando a identificar personas con características determinadas", aseguró Daniella Leal, socióloga y docente del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Hipsters: consumidores culturales
Definida como la moda de no seguir la moda, los hipsters no se reconocen como tal. Una de las características demográficas es que esta tendencia se centra específicamente entre personas de 25 a 35 años aproximadamente, en su mayoría, universitarios o adultos jóvenes.
Esta tendencia surge en Estados Unidos, de los llamados "hip" de los años 40'. Eran personas relacionadas con el mundo de la bohemia y el jazz, siguiendo movimientos sociales en base a características intelectuales.
Son por excelencia los consumidores de corrientes alternativas y culturales, desde la música que escuchan hasta los lugares que frecuentan. A pesar de que son muy cercanos a un estilo vintage, también guardan una estrecha relación con todas las tendencias tecnológicas.
Sin embargo, y a diferencia de las tendencias que los antecedieron, en los hipsters "no hay una imitación de personaje, sino que van surgiendo de manera natural", por lo que "la caricaturización que existe de ellos ha sido creada por el entorno", aseguró Leal.
En Chile, se tiene precedente de su existencia desde el año 2000, sin embargo, estos dos últimos años se han masificado y mediatizado. A los seguidores de esta tendencia, es fácil verlos en lugares como el Barrio Lastarria o el Centro Cultural Gabriela Mistral, ya que son personas asociadas al mundo del cine, artes y letras. Además, se pueden identificar por su ropa de estilo vintage y accesorios en la misma tendencia.
Gamers: la evolución de los nerds
Los catalogados gamers, no son otra cosa que la evolución de los niños que durante su infancia fueron los fanáticos de las consolas de videojuegos. La diferencia es que ahora esos niños son adultos entre 25 y 35 años, que cuentan con el sustento económico para poder obtener lo último en tecnologías de videojuegos.
Esta tendencia que fue evolucionando con el paso de los años, deja en claro que se "ha provocado un marcaje en cuanto a generaciones, por supuesto que con modificaciones de acuerdo a la edad y poder adquisitivo", señaló Raúl Zarzuri, sociólogo del Centro de Estudios Socioculturales de la Universidad Central.
Este movimiento tiene una clara influencia del avance tecnológico en videojuegos potenciados por países asiáticos y Estados Unidos, tal como dice Zarzuri "son parte de los nativos digitales, que crecieron con este desarrollo".
A pesar de que tienen similitudes como su interés por los videojuegos, los gamers se diferencias de
los jugadores ocasionales, en que ellos se interiorizan respecto a la construcción y especialmente la calidad de lo que están jugando, más allá de si está de moda o no. En cuanto a la estética, tampoco siguen una moda determinada ni frecuentan lugares específicos.
Se manejan principalmente en las redes sociales, ya que la mayoría de los juegos en los que interactúan son en línea. Por esto la importancia de estar al día con las últimas tecnologías, en donde no escatiman en gastos, algunos de los gamers más fanáticos son capaces de gastar millones en computadores y accesorios que puedan llevar su juego a un nivel superior.
Amelies: en sensibilidad con el entorno
Se basan en la película francesa Amélie (2001) de una joven parisina que decide cambiar su rutinaria vida y encontrarse a sí misma con su entorno y sensibilidad. Las jóvenes que siguen esta tendencia buscan eso, a pesar de que se basan en un personaje ficticio, "
ellas no buscan ser Amélie, ellas quieren dar a entender que es posible encontrar a una Amélie entre nosotros", indicó la socióloga.
Se desplazan por la ciudad en bicicletas de estilo vintage con canastos, su vestimenta es sencilla, delicada, y tienden a usar la misma melena corta del personaje de la película. Son tímida, calladas y muy sensibles con sí mismas y su entorno.
En Chile, el rango de edad de estas mujeres varía entre los 19 y 28 años. También es fácil verlas recorriendo sectores del Parque Forestal o sectores del Barrio Lastarria, especialmente en cafés o tiendas orgánicas.
Knitters: Al rescate del tejido
Las knitters son mujeres de entre 25 y 35 años en promedio, las que se reúnen en torno a un gusto en común, tejer. Esta tendencia tiene como idea recuperar una antigua tradición en donde las mujeres se juntaban a tejer en lana. Esta actividad se volvió popular hace unos años en algunas partes de Europa y Norteamérica.
En Chile, estas jóvenes se comenzaron a reunir en pequeños grupos o talleres, principalmente en universidades. Pero gracias a las redes sociales, cada vez se fueron creando más grupos y hoy ya no tejen sólo por placer, además se preocupan de su entorno y buscan ayudar con su trabajo.
En cuanto a su estilo, son bastante relajadas en su vestimenta y se tienden a confundir con la tendencia hippie. Sus centros de reuniones son, generalmente, en cafés o espacios universitarios y han transformado su hobbie en un verdadero aporte al resto de la comunidad.
Grupos como Tejedoras Furiosas, han congregado a cientos de jóvenes en torno a la vanguardia del tejido y la colaboración con el entorno, ya que además de ayudar a ciertas causas, también han rescatado una tradición.
Pin ups: el poder femenino
A este grupo pertenecen mujeres de entre 18 y hasta 40 años o más, las que siguen la moda de las llamadas chicas pin-up durante la década del 50'. Su principal característica es la ropa, maquillaje y peinado, el que debe estar siempre impecable.
Buscan evocar la belleza de las mujeres de la época, aunque una de los puntos importantes para ser una chica pin up, va en la actitud.
Ser una pin up requiere tiempo y dedicación, especialmente en su apariencia. Además, son mujeres de mucha personalidad y seguridad. No necesitan enmarcarse en las modas actuales y siguen a la perfección el estilo que marcó tendencia hace seis décadas atrás.
Algunas de ellas usan tatuajes en el mismo estilo, a diferencia de las mujeres de la época ellas han revindicado el poder femenino, dejando en claro que se puede tener una fuerte personalidad y ser femeninas, a la vez.