Según el estudio dirigido por el catedrático de la Conducta de la Universidad de Oviedo, José Antonio Flórez, el rendimiento mental disminuye significativamente cuando los niveles de deshidratación alcanzan el 2 por ciento del peso corporal, aunque empiezan a notarse a partir de pérdidas del 1 por ciento.

El estudio "Hidratación y Rendimiento Cognitivo", reveló que en situaciones de deshidratación leve, ciertas habilidades cognitivas, como la atención y la memoria a corto plazo, pueden afectarse inmediatamente.

Asimismo, muestra que, cuanto mayor es la falta de líquidos en el cuerpo, más disminuyen estas capacidades mentales.

A raiz de este estudio -y ante el inicio del año universitario-, el Observatorio de Hidratación y Salud (OHS), puso en marcha una campaña de concientización sobre la importancia de la hidratación en el rendimiento cognitivo, en la que se enmarca esta investigación.

COMO INFLUYE LA HIDRATACIÓN

La hidratación influye en procesos fisiológicos básicos y también en la función cerebral. Tomar decisiones, estudiar, hacer un examen, leer un libro, redactar un informe, llevar la contabilidad, desarrollar un trabajo que requiere esfuerzo físico, decidir a qué compañero se le pasa el balón en un partido de baloncesto o recordar la lista de las compras, cuando se tiene más de 70 años, son ejemplos de acciones que pueden verse afectadas por una falta de hidratación.

Está demostrado que una ingesta adecuada de líquidos está relacionada con el mantenimiento del rendimiento cognitivo, más aún en situaciones que requieren un esfuerzo mental intenso.

Conforme avanza el tiempo y el nivel de deshidratación, se detecta un mayor descenso de las habilidades psicomotoras. La pérdida del equilibrio hídrico también guarda relación con un incremento de la fatiga, cansancio, disminución del rendimiento, dificultad visual, pérdida de memoria a corto y largo plazo, disminución de la atención, pérdida de habilidad aritmética e incremento del tiempo de respuesta ante estímulos visuales, entre otras cosas. Además, la ausencia de una correcta hidratación afecta a la coordinación motora, el tiempo de reacción y la discriminación perceptiva.

Ante una situación de esfuerzo mental intenso, el OHS de España recomienda:

- Beber de dos a tres litros de líquido al día, incluyendo -además de agua-, infusiones, refrescos, jugos, lácteos, sopas, etc.

- Tener a mano una botella de la bebida favorita que facilite beber regularmente.

- Buscar una postura correcta y un lugar con luz y ventilación adecuadas, descansando periódicamente para evitar el agotamiento.

- En trabajos que, además requieran esfuerzo físico a altas temperaturas, beber 250 ml cada 20 minutos para prevenir accidentes laborales.