Trabaja de noche y no puede quedarse dormido temprano. Es el perfil de un noctámbulo, característica que va más allá de ser sólo una "mala costumbre". El funcionamiento cerebral de las personas que se sienten más animadas durante las últimas horas del día es distinto al de los madrugadores, según reveló una investigación realizada por la Universidad de Alberta, en Canadá.

Tras completar un cuestionario, los neurocientíficos clasificaron a los 19 participantes del estudio en estos dos grupos o "cronotipos", con personas que llegaban a seguir en pie hasta las 3.00 AM y otras que partían su día a las 5.00 AM. Luego, estimularon con corriente  la corteza cerebral y la médula espinal de los participantes, ambas involucradas en el control del movimiento corporal, y observaron la respuesta muscular que se producía.

Se realizaron mediciones a las 9, 13, 17 y 21 horas y confirmaron que los madrugadores y noctámbulos tenían distintas respuestas en su actividad cerebral según la hora del día. Pese a  que los estímulos en la médula espinal aumentaban en ambos grupos en el transcurso del día, "las células cerebrales se prendieron más fácilmente en la mañana en los madrugadores y en la noche en el de los noctámbulos", dice Dave Collins, neurocientífico y autor del estudio, a La Tercera.

Como ambos factores son necesarias para el movimiento, los noctámbulos presentan una respuesta motora que va aumentando en el día hasta alcanzar su máximo nivel cerebral a las 21.00, mientras que los madrugadores alcanzan su peak a las 9.00 y luego se mantiente pareja. Precisamente, a lo largo del día los madrugadores presentaron un rendimiento físico parejo -lo que les permite ser más estables-, mientras los noctámbulos se van volviendo más fuertes con el paso de las horas. "Los madrugadores nunca alcanzan su máximo real, porque tienen ritmos opuestos de excitabilidad del cerebro y la médula espinal. En cambio, los ritmos sincronizados de las personas noctámbulas les permiten funcionar en su máximo durante la noche", explica Collins.

APROVECHAR EL "CRONOTIPO"
Además de sentir más ánimo de moverse en la noche, los noctámbulos tendrían también más facilidad para tareas intelectuales. "Cuando el cuerpo se prepara para hacer tareas físicas, también se alista para las cognitivas", explica Pedro Maldonado, neurofisiólogo de la U. de Chile. Y aunque no se sabe si tener un "cronotipo", está determinado por hábitos o genes, Collins dice que "nadie había logrado mostrar realmente que los cerebros de madrugadores y noctámbulos funcionaran distinto".

El experto agrega que las diferencias permitirían planear mejor las actividades: "El estudio sirve para planear cómo maximizar el desempeño humano, pensando que los noctámbulos consiguen su peak en la noche". Sin embargo, ser de uno u otro cronotipo no significa ser mejor o peor. "Los dos tipos son ventajosos, porque aprovechan distintos aspectos del día", explica Pedro Maldonado.