A poco más de un año de que se declarara insolvente, con una deuda de más de US$ 14 mil millones, lo que la convirtió en la ciudad más grande en la historia de Estados Unidos en declararse en bancarrota. Detroit, finalmente, salió ayer de la quiebra según anunció el gobernador de Michigan, Rick Snyder, quien aseguró que la localidad está entrando "en un nuevo capítulo" que deja atrás su mala situación financiera. "Ha sido un proceso extremadamente difícil, pero hemos conseguido un resultado fantástico", añadió Snyder.
En julio de 2013 la situación de Detroit tocó fondo: 30 mil casas y edificios vacíos; 10 mil viviendas demolidas en los últimos cuatro años; el 40% del alumbrado público sin funcionar; en 10 años había perdido un cuarto de sus habitantes; tenía un 18% de desempleo y el 36% de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza. La que alguna vez había sido el centro neurálgico de la economía nacional, gracias a su industria automotriz, parecía una ciudad de un país del tercer mundo.
Desde ahora, Detroit deberá ejecutar lo que se conoció como "grand bargain" o el "gran acuerdo". Es decir, el plan aprobado en noviembre por la justicia norteamericana para recortar US$ 7.000 millones de la deuda e invertir unos US$ 1.700 millones en la mejora de los servicios durante los próximos 10 años.
Según el diario USA Today, los mediadores encargados de sacar de la situación de bancarrota a Detroit, con el juez Gerald Rosen al frente, consiguieron US$ 366 millones a recibir en 20 años por parte de organizaciones filantrópicas como la Fundación Ford, Kresge, John S. and James L. Knight, William Davidson, entre otras.
Mientras que el estado de Michigan se comprometió a abonar por adelantado US$ 195 millones. Por su parte, los jubilados también dieron su brazo a torcer y aceptaron recortes de sus pensiones y de las cotizaciones que hacía el municipio para la cobertura de salud.
Un hecho clave fue el acuerdo respecto de la colección de arte del Detroit Instituye of Art, que había sido el activo que más valor tenía la ciudad -al contar con obras de Van Gogh, Cezanne, Gauguin, Degas, Matisse- el cual estará protegido por una fundación independiente, como patrimonio de la ciudad.
El anuncio de la salida de la bancarrota puso fin al trabajo de Kevyn Orr, abogado especialista en estos casos, y que fue nombrado en marzo del año pasado por el gobernador Snyder para que gestionara la ciudad y ayudara a sacarla de la mala situación económica. En julio de 2013, Orr autorizó la petición de Detroit de declarase en quiebra y lideró las conversaciones para renegociar la deuda entre la ciudad y sus acreedores.
Ahora, con la fase de quiebra superada, el alcalde de la ciudad, Mike Duggan, y el consejo municipal, volverán a estar al mando de la localidad. "¿Cómo entregas un servicio en una ciudad donde la tasa de desempleo es el doble que el promedio estatal, tenemos que reconstruir el sistema de distribución de agua, de buses, computacional y financiero? Todo va a ser un desafío", dijo Duggan durante el anuncio.
Según analistas, existen dudas sobre si Detroit podrá torcer su destino, detener el éxodo de los contribuyentes, generar empleo y mejorar los golpeados vecindarios, que se encuentran desamparados en una ciudad diseñada para una población que alguna vez fue el doble que los 700 mil residentes que tiene actualmente.
El sistema escolar también tiene problemas, por lo que está siendo supervisado por un administrador de emergencia, debido a que atraviesa su propia crisis financiera.
En todo caso, hay aspectos que se han mejorado. Según Snyder, la tasa de homicidios cuando la ciudad entró en bancarrota llegó a su nivel más alto en 40 años, ha caído 18%. Además, existe un plan para reemplazar la luminaria.