En su devastador paso por el Caribe, Irma se ensañó de manera especial con Barbuda. El huracán tenía casi 644 km. de ancho el 6 de septiembre, cuando golpeó con categoría 5 a la isla, cuya superficie es de apenas 160,5 km2. Fue "la tormenta más feroz, cruel y despiadada" en toda la historia de la isla, relató al diario USA Today, Ronald Sanders, quien ha servido como embajador de Antigua y Barbuda en EE.UU. desde 2015. "Fue un monstruo enorme (...). La isla y la gente en la isla no tenían posibilidades de sobrevivir", agregó.

"La destrucción es total", dijo Sanders, corroborando los reportes que dan cuenta que un 95% de la infraestructura de la isla está dañada. Un desolador panorama que se acentúa con la ausencia total de población. Ello, luego del traslado de la totalidad de sus 1.800 habitantes a Antigua, isla que no sufrió el mismo nivel de daño tras el paso de Irma.

"La gente que trajimos a Antigua la llevamos a distintos refugios", cuenta Sanders. "Por suerte, nos habíamos organizado para este huracán y habíamos mandado a pedir suministros desde Miami y Estados Unidos antes de que Irma golpeara", relata el diplomático, quien es categórico en su balance sobre el estado actual de la isla: "Barbuda no es sólo un desastre, es una crisis humanitaria", enfatiza.

En una entrevista con medios locales, Gaston Browne, el primer ministro de Antigua y Barbuda, dio más luces sobre la situación que se vive hoy en la isla. Barbuda está infestada de mosquitos, mientras que las mascotas y el ganado fueron dejados a su suerte, dijo.

Pero en Barbuda ya piensan en la reconstrucción, una tarea que costaría entre US$ 200 millones y US$ 300 millones, según la prensa norteamericana. Antigua y Barbuda creará un plan de desarrollo sustentable para reconstruir la isla.

"Somos una pequeña comunidad isleña, el PIB de Antigua es US$ 1.000 millones por año", dice Sanders. "Tenemos la esperanza de que la comunidad internacional venga en nuestra ayuda", afirma.

Según el portal VOA, Sanders es optimista ante los reportes que indican que el actor estadounidense Robert de Niro, cuyo hotel en Barbuda resultó devastado por Irma, está muy preocupado por el futuro de la isla. "Siento la responsabilidad de ayudar a todo el mundo, de poner todo en marcha", dijo De Niro a CNN. "Lo más importante es la gente primero", enfatizó.