El sentido común suele asociar a Devo con esto: una banda de tipos con ridículos sombreros rojos que parecen maceteros, un video atiborrado de latigazos en un establo (Whip it), otro con adolescentes que se balancean algo bobas en uno de sus shows televisivos (Girl U Want) y, si aún hay más tiempo para YouTube, una presentación donde Jermaine Jackson los tuvo como banda soporte en sus escasos segundos de fama. Pero el origen del conjunto fue una tragedia.

En 1970, uno de sus mentores, Gerard Casale, presenció el célebre tiroteo en la Universidad de Kent donde murieron cuatro estudiantes, entre ellos dos de sus amigos. Ahí, y bajo su olfato de estudiante de arte, se obsesionó con el concepto de D-Evolution, el que postulaba que mientras más avance exhibía el hombre, mayor era su grado de brutalidad, por lo que empezó a ironizar en torno al futurismo y el mañana tecnológico -uno de los fetiches de los músicos en esos días- a través de una banda que convirtió a la estética computarizada y el look de limpiadores de residuos nucleares en una huella irrepetible en la historia del pop.

El mismo legado que el pasado lunes 17 sufrió su mayor golpe: Bob Casale, su hermano y el guitarrista con el que comenzó la agrupación en 1972, murió a los 61 años a causa de una falla cardíaca. "Como un miembro original de Devo, Bob estuvo siempre en las trincheras conmigo desde el principio. Era mi hermano juicioso, un intérprete sólido y un ingeniero de sonido talentoso, que siempre daba más de lo que tenía", anunció el músico en el perfil de Facebook de Devo, en una noticia sentida como mazazo por todos los crecidos a fines de los 70 y por ilustres como Tom Morello (Rage Against the Machine), que expresaron sus condolencias a través de Twitter.

De algún modo, Bob Casale no sólo fue parte de las trincheras y de los mejores años de Devo, incluyendo álbumes esenciales como Q: are we not men? A: We are Devo! (1978) y Freedom of Choice (1980), o el posterior retorno de 1996 que hasta hoy los tenía activos; su aporte en las seis cuerdas también balanceó el sonido de un conjunto dominado por los teclados y los sintetizadores.

Porque, aparte de alzarse como uno de los referentes para los nombres nacidos en la electrónica y la new wave de los 80, y de generar la admiración de ilustres como David Bowie o Iggy Pop, los hombres de Ohio aparecen frecuentemente en compilados de música punk y sus hits han sido versionados por bandas de filo rockero, como Soundgarden, Sepultura, A Perfect Circle, Chancho en Piedra y Fiskales Ad-Hok. Ahí la culpa es de Casale: su guitarra sustenta casi la totalidad de composiciones como Mongoloid o Gates of steel, y el riff que abre Girl U want -pegajoso, adictivo-es el sello absoluto de la canción.

El último show de la banda fue en junio en Los Angeles y, según confidenció ayer Gerald Casale, el devenir inmediato de Devo asoma incierto. Ya se preocuparon (y se rieron) del futuro del resto del planeta. Ahora, llegó la hora de preocuparse de su propio destino.