La sede de la Asamblea Nacional, el Parlamento venezolano, se convirtió en el escenario del conflicto abierto entre el gobierno y la oposición, durante el 206° aniversario de la firma del acta de independencia del país. Eso, cuando unos 200 seguidores del Ejecutivo chavista de Nicolás Maduro irrumpieron en la sede del Poder Legislativo -donde es mayoría la oposición- atacaron a algunos diputados y funcionarios, lanzaron gases lacrimógenos y potentes fuegos artificiales.

El incidente dejó un saldo de 12 heridos, cinco de ellos congresistas, y llevó incluso al Presidente Maduro a condenar los hechos que se produjeron en momentos en que él participaba en el final de un desfile militar. El gobernante dijo que "no acepto la violencia de nadie" y pidió que sea investigado el ingreso por la fuerza a la Asamblea Nacional, el que definió como un suceso "extraño".

Esa verdadera batalla campal fue la tercera situación extraordinaria que se registró este miércoles en la sede del Legislativo. Eso porque a primera hora funcionarios chavistas se hicieron presentes en ese recinto para realizar una ceremonia, que no estaba programada, con motivo del aniversario de la independencia. El Vicepresidente Tareck El Aissami, el ministro de Defensa y jefe de la Fuerza Armada, Vladimir Padrino López, miembros del gabinete y partidarios del gobierno vestidos de rojo, llevaron a cabo un acto, con el apoyo de la Guardia Nacional, que custodió el edificio.

Durante la ceremonia -algo que fue definido como un "asalto" por parte de la oposición- fue expuesta el acta de independencia y El Aissami pronunció un discurso de unos 15 minutos en el que acusó a la oposición de tener "secuestrado" el Legislativo, desde que ganó ampliamente las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. "Estamos precisamente en las instalaciones de un poder del Estado que ha sido secuestrado por la misma oligarquía que traicionó a Bolívar y su causa", dijo el Vicepresidente.

Entonces El Aissami -sobre quien pesa una sanción del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, por acusaciones de participar en actividades de narcotráfico- pronunció las palabras que algunos han señalado como la instigación de lo que vino después. "Al pueblo de a pie (lo llamo) a que venga a este salón a tomar juramento de nuevo y asumir esta proclama para conducir en los tiempos futuros nuestro país hacia una gran victoria. Es la hora de los pueblos. Es la hora de los revolucionarios", dijo.

Algunas horas después, cuando los funcionarios y partidarios del gobierno ya se habían retirado y muchos de ellos se había dirigido al desfile militar que era encabezado por Maduro, se llevó a cabo la ceremonia de la Asamblea Nacional por el día de la independencia. Ahí, el titular del Legislativo, Julio Borges, dijo que es "un día especial para quienes luchamos por la independencia y la libertad".

Borges destacó que Maduro "conspira para destruir la formula republicana de la nación" e intenta "imponer un fraude constituyente", en referencia a la convocatoria del 30 de julio, a unas elecciones para elegir a una asamblea que redactará una nueva Constitución.

Cerca del mediodía, sin embargo, un grupo de personas que desde temprano se manifestaban en los alrededores, se acercó a la Asamblea Nacional e ingresó a sus patios después de que el destacamento de la Guardia Nacional le abrió el paso. Algunos de los supuestos partidarios del gobierno, con sus caras cubiertas, llevaban tubos, banderas venezolanas e incluso bombas lacrimógenas y fuegos artificiales. Versiones aseguraron que algunos de ellos tenían armas de fuego.

Después de varios intentos por impedirles el paso, los manifestantes lograron ingresar al edificio produciéndose una gran batahola. Según Borges, al menos cinco diputados, como Américo de Grazia y Armando de Armas, y siete funcionarios resultaron heridos, en un "episodio de vergüenza e infamia". Fue solo tras una intensa golpiza, que los miembros de la Guardia Nacional sacaron a los manifestantes.

Medios locales mostraron imágenes del momento en que De Grazia era sacado en brazos inconsciente, tras ser golpeado en la cabeza con un tubo para ser llevado a un centro de salud. "Un gobierno que hace lo que hizo hoy con su Parlamento es un gobierno débil, es un gobierno caído, es un gobierno cobarde", declaró Borges.

Pese a que los manifestantes fueron sacados del edificio de la Asamblea Nacional, muchos de ellos permanecieron en los alrededores e impidieron a los diputados, empleados y periodistas salir del lugar. En las cercanías de la Asamblea se escucharon varias bombas de ruido, detonadas supuestamente por los simpatizantes de Maduro. Sólo después de nueve horas, la Guardia Nacional dio luz verde a los que estaban al interior del edificio para retirarse.