"Pensando en el futuro de mi familia, anuncio que no seguiré siendo jugador profesional para dedicarle el tiempo necesario a la recuperación de la rodillla, que puede incluir una cirugía". Así, emocionado, Milovan Mirosevic puso término a su carrera como futbolista profesional.
Uno de los últimos referentes de la Universidad Católica, club que lo recibió a los 9 años proveniente de la escuela de fútbol del Estadio Yugoslavo, anunció la decisión más difícil para cualquier futbolista.
Desde muy temprano en San Carlos de Apoquindo comenzaron los preparativos para la que terminó siendo una de las conferencias de prensa más emotivas de los últimos años.
Pasado el mediodía y mientras Mirosevic salía de la ducha, luego de cumplir con el que a la postre fue su último entrenamiento vistiendo los colores de la UC, al estacionamiento del complejo deportivo llegaba su esposa en compañía del amigo y representante del jugador, Fernando Felicevic. Sin duda, sería una jornada especial para el Milo.
Pasadas las 13 horas, la sala de prensa de San Carlos, habitualmente cómoda para los periodistas que a diario cubren las novedades del elenco de Mario Salas, se hizo estrecha. El adiós de Mirosevic lo ameritaba.
Una vez que el mediocampista ingresó a este espacio, que terminó siendo bastante íntimo, su emoción afloró en cada saludo. El jugador que más veces le anotó en los clásicos a Colo Colo y Universidad de Chile, sumando 15 celebraciones, intentaba dar lectura a dos carillas con las palabras que él escogió para anunciar su adiós.
Cuando ya encontró el aire necesario para iniciar su discurso, ingresaron todos los compañeros de equipo, además de algunos funcionarios que marcaron la carrera del referente. Una sorpresa que emocionó al siempre serio y poco expresivo volante cruzado.
Respiró profundo, miró a su esposa y comenzó a sacarse el peso de una decisión difícil de tomar. "Quería cumplir mi contrato hasta diciembre, pero no puedo cumplir con lo que establece mi contrato, que es jugar. Ofrezco disculpas a la gente por no poder responder a las expectativas".
Los compañeros de Mirosevic intentaban contener la emoción, luego de oír las primera líneas de la carta preparada por uno de los líderes del camarín. Cristopher Toselli fue el primero en agachar la cabeza para ocultar su tristeza.
Una rebelde lesión en la rodilla derecha privó a Milovan Mirosevic de poder jugar su partido 600 en el profesionalismo. "Yo lo veía todos los días acá en San Carlos y ya sabía que estaba con muchas molestias y pasándolo mal. Así que tomó la decisión y nosotros siempre lo apoyamos", señaló su otro gran amigo, Patricio Ormazábal, hoy director técnico de la serie Sub 20 de la UC.
"El Milo debutó el 14 de septiembre de 1997 contra Colo Colo, un partido jugado por juveniles debido a una huelga del sindicato de futbolistas profesionales", recordó el presidente de Cruzados, Juan Tagle, quien junto a José María Buljubasich y el presidente de la comisión de fútbol de la UC, Jorge Garcés, acompañaron a uno de los jugadores más importantes y queridos en la historia del club.
"Me voy tranquilo y contento. Pude cumplir mi sueño de ser futbolista profesional en este club", apuntó Mirosevic antes de dedicarle un par de líneas a los hinchas cruzados que a esa hora ya manifestaban su admiración en las redes sociales.
"Volví al club en gran medida por ustedes (los hinchas). Me declaro en deuda. Los quiero mucho, muchas gracias", dijo el ex capitán de la Católica para terminar una lectura que se le hizo eterna. Mirosevic puso fin a a una carrera de 20 años en el profesionalismo, donde además de la UC, vistió las camisetas de la selección nacional, Racing de Avellaneda y Argentinos Juniors en Argentina; Beitar Jerusalem de Israel; Columbus Crew de Estados Unidos; y la Unión Española, el único cuadro distinto a Católica que defendió en Chile.