En 2013, Fernández Vial vivía una profunda división institucional. El club estaba, literalmente, partido en dos. Una facción competía en Tercera División y otra, con el mismo nombre y los mismos colores, lo hacía en la Segunda División Profesional. Ambas estaban irremediablemente separadas y se cuestionaban la autenticidad de la representación del club.
En ese escenario, el economista Rafael Garay fue invitado a una asamblea por la corporación que lideraba Alfredo Morales, que sostenía al equipo que participaba en Tercera. En la cita, que se realizó en un céntrico hotel penquista, el ahora cuestionado profesional explicó bondades y perjuicios del modelo de las sociedades anónimas deportivas. Y, además, manifestó su intención de invertir en el club del que se reconoce hincha.
En los aurinegros no desembarcaría solo. Lo haría en compañía de dos figuras a las que conocía de su paso por la televisión: el animador Julio César Rodríguez y el periodista Iván Núñez. "Garay adquiere el compromiso de transformarse en socio mayoritario en una eventual sociedad anónima e incluso envía algunos correos. No fue más que eso, porque tampoco hubo documentos bancarios comprometidos. No dejó cheques ni vales vista, por ejemplo", explica un directivo ferroviario de la época.
En la reunión, Garay también realiza una promesa que seduce a la concurrencia: inyectaría $30 millones a la economía del club, una cifra significativa para una institución que vivía un momento apremiante en materia monetaria.
Finalmente, ninguna de las propuestas se materializó. Fernández Vial no modificó su estructura jurídica. Y sigue como corporación compitiendo en Tercera División después de que se dirimiera el conflicto con su par. De los $ 30 millones nunca más se supo.